Los partes médicos emitidos por los pediatras de dos centros de salud de Elda y Mutxamel aseguran que el bebé se encuentra "sano, cuidado y sonriente" y la madre muestra un "gran interés por la niña". Además, un auto emitido a finales de noviembre por el Juzgado Número 8 de Alicante desautoriza el acogimiento familiar de urgencia que ha permitido a la Conselleria entregar a la pequeña Ana, de forma provisional, a la familia acogedora con la que se halla actualmente. A pesar de ello la niña no ha sido todavía devuelta a su madre biológica porque la Generalitat ha recurrido la decisión de la juez ante la Audiencia Provincial.

La vida no se lo ha puesto nada fácil a Diana Chinchilla. Nació en el seno de una familia desestructurada de Elda y en su infancia sufrió un maltrato continuado. Con nueve años fue entregada en acogimiento permanente a Juan Monzó y Cecilia Cabrera, un conocido matrimonio de Elda. Él empleado de banca y ella auxiliar de enfermería en el área de pediatría del hospital. Ambos la han criado junto a sus dos hijos biológicos y otros dos niños más, actualmente emancipados, que también llegaron a su hogar para ser "rescatados" de entornos conflictivos. Acciones humanitarias basadas en el sentido religioso de esta pareja y en su empeño por ayudar a niños en situación de marginalidad y exclusión social. Ahora Cecilia y Juan se enfrentan a la "peor experiencia" de su vida porque a su hija Diana la Administración valenciana le ha arrebatado "lo que más quiere ella, que es a su bebé, y lo que más queremos nosotros, que es a nuestra nieta", dicen ambos muy afectados.

Diana ya ha cumplido 18 años pero dio a luz con 17 tras quedarse embarazada y no tener ningún contacto con el padre biológico. A los seis meses de nacer su hija tuvo una discusión con Cecilia y optó por abandonar, junto a su bebé, la que había sido su familia durante nueve años. Una decisión precipitada de la que se arrepintió a los pocos días aunque la maquinaria burocrática ya no le permitió dar marcha atrás. No hubo una segunda oportunidad para ella y la Conselleria decidió entonces enviarlas a las dos a una familia de Mutxamel en acogimiento de urgencia. Un mes después las separaba y empezaba así la "pesadilla" de la que todavía no ha despertado. A Diana la ingresaron en un centro de menores de Alicante y a la pequeña la dieron provisionalmente a otra familia de la que nada sabe.

"En estos casos la Generalitat tiene centros para que las madres podamos estar con nuestros hijos, incluso en la cárcel las madres pueden estar con sus hijos hasta que cumplen tres años, pero a mí no me dieron esa oportunidad. No soy ninguna delincuente pero me quitan lo que más quiero de forma injusta y ahora no me dejan ya ni verla una hora al mes. Soy una buena madre y no entiendo por qué me hacen tanto daño. Yo sólo quiero estar con mi niña. Es lo único que pido", dijo con el semblante serio y el ánimo hundido.

Cecilia es ahora su único apoyo. "El abuso y la injusticia que se está cometiendo en este caso es tremendo. Ninguno de nuestros escritos, ninguna de nuestras entrevistas con los responsables de la dirección territorial de la Conselleria en Alicante y del Ayuntamiento de Elda, ninguna de las acciones legales realizadas, ni el auto judicial ni el criterio favorable del Fiscal de Menores han servido de nada. Mi hija está loca por su bebé y desde el primer día se ha hecho cargo de él con todo el cariño y la atención del mundo. Por favor, que se lo devuelvan ya", suplicó ayer Cecilia antes de romper a llorar.