La Unidad de Conductas Adictivas (UCA) de Elda ha atendido el primer caso de compra compulsiva desde que este servicio dependiente de la Conselleria de Sanidad entró en funcionamiento en el año 1989. Se trata de una mujer de 37 años, casada, madre de varios hijos y trabajadora. No era consciente de que tenía un problema pero el equipo multidisciplinar de la UCA consiguió detectarlo con la ayuda de su marido. Éste acudía de forma periódica a la unidad para ser tratado del problema de adicción al alcohol que padecía. En una de las habituales entrevistas con los psicólogos se mostró preocupado por la gran cantidad de dinero que su mujer gastaba en compras de todo tipo para la casa y la familia. Los especialistas sospecharon que podría tratarse de una conducta adictiva y le pidieron que la convenciera para que también ella acudiera a la consulta. La paciente accedió y admitió que su problema se remontaba muchos años atrás y que había llegado, incluso, a robarle las tarjetas de crédito a su pareja para poder pagar las facturas. También utilizaba la modalidad de pago a plazos para satisfacer sus ansias de consumo.

Los profesionales le detectaron un cuadro de ansiedad unido a un fuerte componente de dependencia que le llevaba a comprar de forma compulsiva gastando miles de euros en momentos muy puntuales. Era una válvula de escape para reforzar su autoestima pero la adicción le producía sentimientos de angustia y culpa, y estaba acarreando importantes problemas económicos a la familia.

En la UCA lo habitual son los tratamientos médicos por consumo de drogas, alcohol, tabaco o conductas ludópatas. Por eso este primer caso de compra compulsiva ha obligado a los especialistas a profundizar en una patología muy poco conocida y estudiada. "Esta adicción es muy difícil de detectar porque suele estar asociada a otros problemas y el que la sufre a veces ni siquiera es consciente de que la sufre. Pero existe, y hay tratamientos psicológicos eficaces para poder controlarla y erradicarla", ha explicado el coordinador de este servicio en Elda, el doctor José Miguel Cano. Prueba de ello es que la paciente fue sometida a tratamiento y ha experimentado una rápida y sólida mejoría.

El carácter novedoso de este trastorno del control de los impulsos ha dejado abierta una laguna respecto a la idoneidad de que los enfermos diagnosticados reciban tratamiento en las unidades de conductas adictivas o en el servicio de Salud Mental. A este respecto la máxima responsable de esta área en el Alto y Medio Vinalopó, Eulalia Carrato, ha destacado la escasísima casuística existente en torno al trastorno de compulsión a comprar. "En nuestro Departamento de Salud no ha habido hasta la fecha casos documentados de este tipo. En cualquier caso, -explica la doctora- el principal tratamiento es psicológico y suele durar entre uno y dos años. La terapia de grupo es un valioso instrumento y, en casos puntuales, puede llegar a ser necesario emplear fármacos, aunque no es lo habitual". José Miguel Cano también ha incidido en este mismo aspecto. Hay muy poca información clínica aunque, como no podía ser de otra manera, EE UU, la cuna del capitalismo, es el país que más investigado este fenómeno y otros asociados.

El objetivo, en definitiva, es conseguir que el enfermo controle su conducta para que pueda comprar de forma responsable y razonable. Lo habitual es que quien padece este trastorno no pida ayuda. Puede que incluso no sea consciente de que lo sufre. Pero no dar rienda suelta a sus impulsos puede desencadenar en ellos un cuadro de irritabilidad, ansiedad e incluso depresión. "En general estas conductas vienen asociadas a un déficit de autoestima en la persona, que le da una importancia desmedida a lo material, a lo superficial, y adquiere todo tipo de productos sin control buscando sensaciones placenteras y el reconocimiento personal de su entorno más cercano", explica la responsable del servicio de Salud Mental de Elda.