H oy sábado 19 de Mayo vamos a realizar en el Hort de Baix nuestra Fiesta de Solidaridad con Cuba y Latinoamérica. Esta es su segunda edición, si bien nuestra Asociación también ha organizado dos encuentros más de ésta índole y en el mismo marco del Parque Municipal, en colaboración con la Federación en la que nos integramos en el País Valenciano.

Es quizás poco frecuente que una asociación como la nuestra, ONGD de carácter local, impulse este tipo de actos, al menos de la envergadura del que hacemos hoy sábado. La solidaridad internacionalista, creemos, no debe hacerse desde el silencio o desde las voces atenuadas por la colaboración que hacen las Administraciones. Bien al contrario, pensamos que recabar la solidaridad que viene del mismo pueblo a través de sus instituciones es motivo por el cual nosotros, mediadores también con quienes reciben la dotación en el otro lado, hemos de manifestar bien alto y bien claro los «porqués». Esas cuestiones son las que vamos a abordar, con música, con bailes, debatiendo, expresándonos...

No concebimos una solidaridad confundible con «la limosna que se le da al pobre». Solidaridad y limosna son dos conceptos diferentes. La solidaridad es recíproca siempre. A la hora de abordar la solidaridad con Cuba, un pueblo sometido a un criminal bloqueo económico y comercial por parte de Estados Unidos como chantaje para quebrar e invalidar su independencia, algunos pueden pensar que hablamos de un territorio que se encuentra muy lejano en varios aspectos; pocos recordarán que el pueblo cubano envió a mil combatientes en 1937 para ayudarnos en la lucha por la defensa de la democracia y que buena parte de ellos cayeron en los campos de batalla; pocos podrán recordar también el apoyo que llegaba de Latinoamérica, y en concreto también desde Cuba, a través de colectas populares en los duros años cuarenta, cuando la dictadura franquista tenía al hambre como a una de sus principales formas de muerte. También pocos recuerdan, quizás porque en este país la memoria tiene prohibida la entrada en los libros de texto que manejan nuestros escolares, el apoyo incondicional, la generosidad, la solidaridad de los pueblos de Latinoamérica con nuestros exiliados.

Es por esa razón que cuando el pueblo cubano ha necesitado del apoyo internacional, sobre todo después de la desaparición del CAME y el recrudecimiento de las políticas hostiles del imperialismo que dieron lugar a una situación de emergencia, miles de organizaciones como la nuestra surgieron en todo el mundo para colaborar en esa resistencia heroica y popular de Cuba.

Cuba, apartando la propaganda imperialista que aquí distribuye en franquicia la derecha más casposa, es un pueblo generoso que ejerce la solidaridad internacionalista con las naciones que la necesitan. Miles de médicos, maestros y personal técnico de diversas ramas trabajan en proyectos solidarios fuera de sus fronteras, llevando esos apoyos fundamentales a quienes la rapacidad capitalista priva de ellas. De eso queremos hablar también en nuestra fiesta.

En esta edición vamos a contar con la presencia de la hija del Comandante Ché Guevara, coincidiendo con el 40 aniversario de su asesinato. No es casual ni gratuito que la doctora Aleida Guevara March venga a un acto nuestro. En primer lugar porque suscribimos todo el pensamiento del Ché, el hombre que hizo despertar a todo un continente y lo quiso llevar a la liberación y cuya obra sigue vigente cuarenta años después. Porque el Ché es insurgencia, es rebeldía, y es también solidaridad internacionalista. Al respecto, éste no va a ser el único acto que hagamos para recordar su 40 aniversario.

Pero Aleida Guevara también viene en representación de esos miles de voluntarios cubanos, colegas suyos, que trabajan en varios países del mundo. Aleida es embajadora de excepción de un pueblo al que el gobierno norteamericano le ha secuestrado a cinco de sus hijos y los ha encarcelado injustamente por la única causa de denunciar los actos terroristas que se ejecutaron y se preparaban contra Cuba. Aleida viene en representación de la esperanza de un continente que se despierta en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, en Nicaragua... y que quiere avanzar por un sendero que, entre los hombres más honestos preocupados por imponer la justicia, trazó el Comandante Ché.

El Comandante Ché sigue vivo y expresarlo no es solo una metáfora, no es la lírica delirante y nostálgica de un grupo de románticos de una revolución imposible. Sigue vivo todo aquello que continúa perturbando a los viejos enemigos del pueblo. El Comandante de los Pobres vencerá en mil batallas después de haber muerto, porque los ejemplos también mueven a los pueblos y vuelven impotentes a las oligarquías más sanguinarias. Ejemplos ya hay para mostrarlos: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y quizás mañana Guatemala... La Revolución se propaga de nuevo. q