C orresponsal en casi todos los continentes, Rosa María Calaf ya no sólo acumula premios, sino que incluso se convoca uno en Jaén con su nombre. Con su trayectoria, su presencia era una de las más esperadas en las jornadas. Y no defraudó. Ante todo, esta curtida periodista defendió ayer la honestidad de la profesión en la realización de un trabajo de calidad pese a los impedimentos cada vez mayores con que se encuentra la profesión.

«La voz del periodista es más débil y participa cada vez menos en el diseño de la información. La crítica y el análisis cada vez van a menos» ya que «estamos en la época del infoentretenimiento. Los medios se están desacreditando y perdiendo credibilidad, lo que contribuye a una democracia manipulada».

La popular periodista recordó que la televisión sigue siendo la primera fuente de información en los países desarrollados, pero denunció que «se han aumentado los presupuestos para programas de cotilleos y realitys, y menos para información», al tiempo que agregó que «la televisión ha convertido la realidad en espectáculo. La selección de noticias es más en función de su impacto».

La corresponsal advirtió que cada vez la información internacional tiene menos presencia en los informativos. «Todo lo que rodeó a la muerte de la play-mate Anna Nicole Smith tuvo una cobertura diez veces mayor a la de la guerra de Irak», puso como ejemplo la periodista, quien recordó que «de la calidad de la información depende la calidad del debate ciudadano».

«No hay que olvidar que la función de los medios de comunicación es crear una opinión pública sana. Sólo un pueblo bien informado es capaz de defender sus derechos», expuso la ponente ante los alumnos de Periodismo en el aula magna del campus ilicitano.

La «digestión de la sobrecarga de la información diaria, que está consiguiendo que no haya momentos de silencio y reflexión que son necesarios»: los «tratamientos simplistas e incompletos» en la información que se da; la conversión de la noticia en mercancía que se compra y vende; y el hecho de que «se nos está convirtiendo a los periodistas en simples lectores de notas de prensa» fueron algunas de las muchas denuncias que Calaf hizo, para sentenciar que «cada vez la verdad importa menos» y que «en la era de la información curiosamente es cuando peor estamos informados».