«Si puedes reírte de tu problema, lo puedes superar». Este es el punto de partida del programa de terapia que ha sido puesto en marcha con éxito por tres cómicos que forman parte de Magma Comedy, un colectivo ilicitano que aglutina a más de una veintena de humoristas. Los protagonistas de esta historia trabajan con jóvenes con edades comprendidas entre los 12 y los 17 años que arrastran una importante carga de problemas que les dificultan las relaciones sociales. Algunos chavales han sufrido abusos sexuales, otros presentan síndromes como el de Asperger o el de Tourette.

Al margen de humoristas, Julián Martínez es educador social, José Antonio Martínez es psicólogo y Estefanía Torres es docente. Sus profesiones les han puesto en contacto con menores y su vis cómica ha hecho el resto. Utilizar la comedia como terapia les está dando buenos resultados, hasta el punto de que tanto la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas como la de Educación han mostrado interés por este proyecto que se desarrolla desde territorio ilicitano.

Julián Martínez le dio el pistoletazo de salida a esta iniciativa como parte del trabajo que realiza para la Fundación Arcos del Castillo. De esta manera, puso en marcha un taller de creación de monólogos para que sirviera como herramienta terapéutica con los jóvenes que presentaban problemas conductuales y problemática social. En estas sesiones los chavales escriben textos en los que plasman algunas de sus situaciones personales y otras en las que dan rienda suelta a la imaginación. Todo ello con el humor como hilo conductor.

«El monólogo en sí no es el último fin, evidentemente. Se trata de aplicar la comedia a su vida cotidiana y que vean que el humor no es el enemigo, si no un lugar en el que encontrar ayuda y refugio», explica José Antonio Martínez. «Son chicos con falta de atención y no van a encontrar un lugar en el que se les haga más caso que cuando están solos en un escenario. Tienen más bolos que muchos cómicos», apostilla Julián Martínez, haciendo referencia a las actuaciones que se derivan de estos talleres en locales ilicitanos, al menos un par por curso.

Esta iniciativa se emprendió en 2014 y sus responsables han contado con la colaboración de otros cómicos y magos durante el desarrollo de los monólogos. Un proyecto de enorme contenido social como este no ha pasado inadvertido dentro del mundillo de los humoristas españoles, y algunos de los más mediáticos han mostrado interés y han colaborado a la hora de dar difusión a la labor que se realiza desde Elche, como es el caso de Ignatuis Farray, David Broncano o Quequé. Sus compromisos laborales no les han permitido acudir todavía a los talleres para ofrecer alguna clase magistral, algo que sí han hecho otros como Raúl Massana o María Díaz, La Vikinga.

Estefanía Torres también llevó los talleres a las clases que impartió durante el pasado curso en el IES Joanot Martorell, incluyendo en su programación didáctica contenidos curriculares. «Empezamos viendo letras de canciones, cortometrajes y monólogos de profesionales. Comentamos los vídeos, trazamos estrategias y empezamos a escribir. Los chavales están muy implicados y nuestro próximo objetivo es grabar un documental sobre el proyecto. Muchas personas nos han mostrado ya su interés y nos han ofrecido cámaras y ayuda de todo tipo», asegura la profesora.

Desde canciones de reguetón a capítulos de Los Simpson, todo sirve para que los jóvenes aprendan estrategias comunicativas que después plasman en unos monólogos que los menos vergonzosos también suben al escenario. «Hay temas que emocionan y surgen cuestiones muy duras, como el bullying, la diversidad funcional o el cáncer infantil», concluye Estefanía Torres sobre unos chavales que son capaces de reírse de sus propios problemas para superarlos.