La carabela portuguesa se ha adueñado de las playas de la provincia durante varias semanas llegando incluso a cerrar playas. La temperatura del agua y las corrientes han favorecido la llegada de esta especie a la costa y cuando parece que empezaba a bajar la frecuencia de llegada aparece la medusa clavel. El Ayuntamiento de Elche ha informado de la llegada de un banco de medusas del tipo Pelagia Noctiluca, popularmente conocidas como claveles, muy frecuentes en el Mediterráneo. "No son tan peligrosas como la carabela portuguesa, pero también hay que llevar cuidado", explicado la edil de playas, Mireia Mollà.

La peculiaridad de esta medusa es que es capaz de irradiar por si misma luz cuando se encuentra en los fondos marinos más oscuros y tenebrosos. Según la web medusas.wiki también utilizan esta habilidad como arma para evadir ataques de peces que ven esta luminosidad como un peligro de muerte. Si la carabela portuguesa es llamativa por sus largos tentáculos, que pueden llegar a medir hasta 30 metros cuando están extendidos, la medusa clavel se identifica sobre todo por sus manchas de color violeta. El cuerpo de esta medusa es translucido y de color rosado.

Su hábitat son los océanos, sobre todo el Atlántico, pero también se han dado colonias que han aparecido y proliferado en el mar Mediterráneo, tal como ha ocurrido en Elche. Por lo general se encuentran siempre en alta mar, pero cuando van a reproducirse se acercan a la costa buscando un lecho rocoso en el que sus pólipos puedan adherirse. Este proceso suela producirse al inicio del verano, ya que las temperaturas altas activan su ciclo reproductivo.

También pueden encontrarse cerca de las playas cuando las corrientes marinas son muy fuertes, lo que impide que puedan desplazarse fuera de ellas. Este es el motivo por el que han llegado a las playas de Elche, al igual que la carabela portuguesa.