A Juan Miguel nunca le había picado una medusa a sus once años y eso que dice que le encanta bañarse en la playa. Sin embargo, el domingo el destino quiso que este niño de Crevillent se encontrara con una carabela portuguesa en La Marina, cuando todavía había bandera verde. Los tentáculos de esta temida especie, que ha obligado a cerrar al baño las playas de la provincia durante varios días, acabaron pegados en el brazo del pequeño.

«Estaba jugando en la orilla con su prima y vio venir algo que parecía una bolsa de color azul que se le enganchó en el brazo», recuerda Elisabeth Orcajada, la madre de la primera víctima oficial que se ha registrado en los últimos días en la provincia por sufrir una picadura de la carabela portuguesa. Tras el susto, sus familiares relatan cómo los socorristas atendieron al pequeño en un primer momento a pie de playa y le quitaron los tentáculos que tenía todavía sobre la piel. Después, el servicio de salvamento decidió llevarlo en ambulancia hasta el Hospital General, donde estuvo en observación alrededor de cuatro horas.

«Mi hijo estaba rabiando de dolor. No tenía fiebre, pero lloraba mucho y decía que no se sentía las piernas cuando íbamos en la ambulancia», señalaba ayer la madre del pequeño de once años, que lleva dos días sin acudir al colegio, porque el pediatra le ha mandado reposo y porque, según Elisabeth, continúa con mucho escozor.

En el hospital, el tratamiento que recibió el niño fue por una picadura de medusa en general, sin hacer distinciones por la especie. Allí, según apuntaron desde el centro sanitario, se le atendió como habitualmente se hace con las picaduras de animales tóxicos: analgesia para el dolor, corticoide y antihistamínico. El niño presentó una evolución normal y, tras menos de cuatro horas en observación, fue dado de alta, tal y como apuntaron desde el hospital.

Sin embargo, según la madre del niño, después de lo ocurrido el domingo, han vuelto a tener que ir al pediatra porque Juan Miguel sigue con picores y dolor. «Tiene el brazo como si tuviera quemaduras. Así que está sin ir al colegio porque no se encuentra bien, y, además, no puede escribir y no le puede dar el sol».

Con el susto todavía en el cuerpo, sus familiares denunciaban ayer que hubiera bandera verde en La Marina en la tarde del domingo, cuando el resto de playas de Elche (El Altet, Arenales y El Carabassí) estaban cerradas y también las de Santa Pola. Desde el Ayuntamiento alegaron que en todo el fin de semana no hubo ningún avistamiento de carabelas, con tal mala suerte de que, al final, el niño sufrió una picadura. Pero esos argumentos no han convencido a los familiares, que aseguran haberse puesto en contacto ya con su abogado para denunciar al Ayuntamiento.

Fue el viernes cuando la Concejalía de Playas ordenó prohibir el baño en tres zonas de la costa ilicitana, tras el avance de la carabela portuguesa hacia el sur de la provincia, tal y como apuntaban las predicciones del Instituto de Ecología Litoral. El sábado y el domingo los socorristas comenzaron a prestar el servicio y se encargaron de realizar batidas para detectar la presencia de estos invertebrados tóxicos.

Apuntaron que no se habían percatado de ningún ejemplar, excepto de uno en la playa de El Carabassí durante la tarde del sábado. Sin embargo, tras la picadura del niño el domingo, saltaron las alarmas y el Consistorio ilicitano decidió entonces prohibir el baño en todo el litoral del término municipal con las banderas rojas.