Poca dieta mediterránea pero un alto consumo de estupefacientes, especialmente de cannabis. Estos son los hábitos de los estudiantes de la Universidad Miguel Hernández de Elche, según se desprende de un estudio elaborado por la propia entidad, y en el que han participado más de 650 alumnos de alumnos de primer año de los cuatro campus. En concreto, un 43% de los encuestados reconoció consumir algún tipo de drogas, mientras que tan solo un 20% asegura tener una adherencia a la dieta mediterránea. El informe trata de esclarecer diferentes cuestiones relacionadas con la nutrición y la salud, y recoge datos como el consumo de alcohol y tabaco, estupefacientes, hábitos sexuales y la alimentación. El speed y la cocaína son las sustancias, por detrás del cannabis, más frecuentes entre los adolescentes. Los porros son, por tanto, la droga por excelencia, y según explica Eva María Navarrete, de la Unidad de Epidemiología de la Nutrición de la UMH, «es necesario concienciar sobre las consecuencias de su consumo, ya que se tiende a pensar que es algo inocuo, al ser natural, pero no lo es tanto como parece». En su opinión, este consumo de drogas sería el principal punto a actuar en cuanto a los resultados de este informe, seguido del gran consumo de alcohol, que se da en un porcentaje muy elevado de jóvenes, sobre todo en grandes cantidades en un periodo corto de tiempo, como puede ser en los botellones de los fines de semana. El consumo de tabaco es otra de las cuestiones a tratar, según los expertos, ya que tres de cada diez alumnos es fumador. Cabe recordar que en su mayoría se trata de jóvenes de 18 a 20 años, la edad predominante en el primer año de carrera, que es el cupo en el que se ha realizado el estudio, con una muestra de más de 650 alumnos de los cuatro campus de la UMH.

Además de que el 80% no sigue los patrones de la dieta mediterránea, el estudio apunta a que el 30% come fuera de casa de 2 a 4 veces por semana. En este sentido, y para que esta circunstancia no se convierta en un hándicap a la hora de seguir una alimentación saludable, Eva María Navarrete apunta a que desde la UMH se pueden impulsar programas e iniciativas para preparar tuppers saludables, y orientar a los estudiantes a realizar pequeños cambios en la alimentación que repercutan en su salud. La principal barrera contra la que luchar pasa por esa alimentación perjudicial, que no trae efectos negativos a corto plazo, por lo que los estudiantes no lo perciben como un riesgo, pero «es determinante en su salud a largo plazo», matiza. Y es que, como dato adicional, el consumo de frutas, verduras y frutos secos es bastante inferior al recomendado para la población joven y, sin embargo, es alto el consumo de refrescos y bollería industrial.

Dietas

Los datos en cuanto al bajo cuidado de la alimentación contrastan con los recogidos en cuanto a la percepción corporal y antropometría. Así, el 30% de los estudiantes de la UMH manifiesta haber realizado algún tipo de dieta en los últimos 12 meses, mientras que el 15% señala que los pensamientos sobre su figura o peso afectaban a su concentración y aficiones, más acusado en mujeres que en hombres. Por último, el 30% de los participantes presenta alteraciones en el peso corporal: 20% de sobrepeso o algún grado de obesidad y 10% bajo peso, tal y como dio a conocer ayer la UMH.