Los bomberos han accedido por primera vez a La Alcudia. No lo han hecho para hacer frente a ningún tipo de emergencia. Su labor, en este caso, forma parte de un trabajo de espeleología que están llevando a cabo junto a los arqueólogos del proyecto Astero-Patrimonio Virtual de la Universidad de Alicante. Este grupo de investigación estará realizando hasta mediados de la próxima semana la segunda de sus campañas en las termas orientales del yacimiento, en concreto en la cloaca que se encontró en la década de los sesenta y en la que apenas se ha indagado. La dificultad de la misión, realizada bajo tierra y sin apenas luz, ha llevado a los arqueólogos a contar con el apoyo de los voluntarios del Grupo de Rescate del Consorcio Provincial, en una labor multidisciplinar que promete grandes resultados.

La primera campaña de este proyecto, que tuvo lugar el pasado año, ya se dirigió hasta la cloaca. «Vimos que era peligroso porque podía haber desprendimientos y falta de oxígeno, así que esta vez hemos decidido contar con la colaboración de los bomberos», explica el catedrático de arqueología del Área de Historia Antigua de la UA Jaime Molina, quien está al frente del grupo Astero. Desde hace un mes su equipo puso en marcha la segunda campaña en el yacimiento ilicitano, en la que una de las primeras acciones ha sido la medición del oxígeno en el subsuelo por parte de los bomberos.

Un ingeniero del Consorcio también se ha encargado de validar la seguridad de las bóvedas para garantizar la integridad de los arqueólogos y evitar desprendimientos. Esta exploración conjunta ha permitido descubrir un giro en la estructura de la cloaca, desterrando la antigua creencia sobre su recorrido. El registro por las calles romanas de La Alcudia ha continuado con el descubrimiento de una nueva boca de la alcantarilla y, al levantar la tapa, se ha hallado un pozo de metro y medio de profundidad, en el que el próximo año excavarán de nuevo arqueólogos y bomberos.

Uno de los aspectos más importantes de esta campaña es que los investigadores tendrán la oportunidad de conocer en qué época exacta se dejó de utilizar la cloaca y se llenó de materiales. Esta información resultará clave para saber hasta qué periodo hubo actividad en la ciudad romana del yacimiento. Seguir el recorrido de la alcantarilla, que cada vez tiene más tamaño, permitirá adentrarse en el corazón de la ciudad, que, según los expertos, debe concluir en el foro que aún no se ha descubierto.

La datación de la fecha en la que la villa romana entró en declive y en la que se abandonaron sus infraestructuras tiene suma importancia para este proyecto, así como las monedas, cerámicas y demás objetos que se están encontrando en esta campaña. El último que se ha dado a conocer, esta misma semana, es el de una aguja de pelo con decoración de oro de gran pureza.

En unos días finalizará la campaña, que volverán a reanudar bomberos y arquitectos en un año. Hasta entonces, los investigadores tendrán que hacer inventario de los más de 3.000 fragmentos y piezas que calculan que han encontrado las últimas semanas. Ahora tocan meses de análisis en los laboratorios.