Nueve meses han pasado desde que Jaime Coves, un vecino de Elche, se jubiló. Los mismos que lleva luchando, recorriendo ventanilla tras ventanilla, para conseguir que el Instituto Nacional de la Seguridad Social le dé la pensión que le corresponde, y no la que se le asignó inicialmente por error, y que, curiosamente, es de menor cuantía, 300 euros menos, que la paga que debería de recibir.

«Decidí esperar a jubilarme con 64 años, y lo hice el pasado mes de septiembre, después de haber cotizado 45 años», explica Jaime Coves, que, cuando recibió la notificación con la que el Instituto Nacional de Seguridad Social le comunicaba el importe de su pensión, entendió que debía haber algún error, ya que no se contemplaba que tenía un grado de discapacidad del 75%, y, por lo tanto, la retribución total era menor de la esperada.

Con sus dudas, Jaime se acercó hasta una oficina de la Seguridad Social de Elche, donde presentó la oportuna reclamación, que se resolvió a su favor. Jaime estima que está cobrando unos 300 euros menos de la cuenta, y así se lo reconocieron, asegura, en la propia Administración.

Esto ocurrió a finales de 2017, y entonces invitaron al ciudadano a presentar una nueva reclamación por escrito solicitando que se corrigiese el error, y así lo hizo. La presentó en diciembre de 2017 y los meses han seguido pasando hasta el día de hoy, en el que este vecino de Elche sigue cobrando una pensión de menor cuantía de la que debería ingresar en su cuenta corriente.

Es más, explica el afectado, «al ver que se demoraba tanto el proceso volví a visitar la oficina de la Seguridad Social, y tras realizar varias comprobaciones me llegaron a decir que mi última reclamación, la que presenté en diciembre, no constaba en la central de Alicante».

Disgustado con esta respuesta, y viendo que seguían pasando los meses, Jaime volvió a presentar ayer otra reclamación en la que, nuevamente, vuelve a mostrar su disconformidad con la cuantía que se le ha asignado en la pensión, y donde, sostiene, «no han tenido en cuenta mi discapacidad permanente, y, por eso, cobro menos de lo que debería recibir».

Este hombre dice que, «cuando una persona llega a su edad de jubilación, acude a las oficinas de la Seguridad Social confiado y tranquilo, pensando que, al tratarse de un organismo público, se le va a prestar una atención adecuada, pero en mi caso no ha sido así». Y es que Jaime no entiende cómo «los mismos trabajadores de la Seguridad Social reconocen que ha habido un error en el cálculo de mi pensión, y no se toman interés en resolverlo».

Es por esto por lo que ha decidido seguir luchando y presentando las reclamaciones que hagan falta hasta conseguir su objetivo, que no es otro que el que la Administración no sólo admita su error, que ya lo ha hecho, sino que tome medidas para corregirlo, sin que los ciudadanos tengan que estar presentando reclamaciones constantemente.