Primero acudieron a la iglesia de San José, después al Ayuntamiento y anoche tocó el turno del Gran Teatro. Cerca de 70 personas tomaron parte en la visita para descubrir los secretos mejor guardados del recinto situado en el corazón de Elche, en una actividad organizada por el IAC Juan Gil-Albert y el Institut d'Estudis Comarcals del Baix Vinalopó. El objetivo de esta cita, que contó con una ponencia a cargo del arquitecto municipal Julio Sagasta, era el de poner en valor uno de los grandes patrimonios culturales con los que cuenta la ciudad ilicitana en la actualidad. «Debido a su uso frecuente, en ocasiones no valoramos la importancia que tiene», cuenta José Francisco Cámara desde el propio Institut.

El encuentro de anoche puso el acento en el Gran Teatro, un inmueble que está cerca de celebrar su centenario, algo que hará el próximo año 2020. Hoy en día es una arquitectura única dentro del paisaje urbano de Elche, territorio en el que apenas se mantienen en pie cines o teatros históricos. «Mantiene el espíritu de antaño y, aunque se levantó en los años 20 del pasado siglo, se asemeja más a las construcciones del XIX», explica Cámara, quien anoche pudo compartir muchas anécdotas sobre el recinto con los asistentes, que también pudieron nutrirse de la experiencia de Sagasta, uno de los tres arquitectos que participó en la reforma del edificio que se hizo en 1995, junto a Tomás Martínez Blasco y Tomás Martínez Boix.

Sagasta pudo rememorar con los asistentes el avanzado estado de deterioro en el que se encontraba el Gran Teatro cuando se encargó su remodelación y las pautas que se siguieron para llevarla a cabo, mientras el nutrido grupo avanzaba por espacios como el recibidor, la platea o el escenario, por el que pasan numerosas compañías cada año. También hubo tiempo para rememorar diferentes anécdotas históricas, como el cambio de nombre que tuvo el recinto durante la dictadura franquista, cuando abandonó su denominación original, el termino alemán Kursaal, para pasar a ser conocido como en la actualidad. O para recordar que acogió la primera proyección de cine sonoro en Elche, con El cantor de jazz.