Una ruta por un patrimonio alejado de la ciudad y el turismo convencional. Con motivo del Día Europeo de los Parques Naturales, el próximo 24 de mayo, el Parque Natural de El Hondo organizó ayer una visita guiada para dar a conocer los recursos naturales y etnológicos del palmeral más rural y genuino que muchos ilicitanos todavía desconocen y que no cuenta con la declaración de la Unesco como ocurre en los huertos urbanos de la ciudad.

En esta ruta participaron una treintena de caminantes que se enfundaron la mochila y se adentraron en el corazón de las partidas rurales de Pusol y el Derramador, en un entramado de veredas de unos 4 kilómetros. Recorrieron los varios huertos privados, próximos al parque natural y en perímetro de amortiguación de impacto, como los del antiguo Canal de Cintura de la familia de Andrés Coves, uno de los pocos cultivadores de palmeras que quedan.

«El futuro resulta preocupante, el palmeral se ve perjudicado y necesita de mucha inversión pública y privada», comentaba Diego Trigueros, un excursionista ilicitano que suele hacer escapadas por sendas rurales. Los guías de esta ruta señalaron que el declive de los huertos vino a partir de la industrialización de la ciudad y la mecanización de los sistemas de regadío, que dejaron prácticamente sin utilidad los sistemas tradicionales que las familias tenían anexos a las viviendas.

Como consecuencia, muchos mecanismos hidráulicos cayeron en el olvido y los huertos también, que en aquellos abandonados son focos para el picudo rojo, «una plaga que está controlada pero no ha desaparecido al completo y podría rebrotar en cualquier momento» apunta Vicent Sansano, director del Parque Natural del Hondo, que explicó a los senderistas que están avanzando los expedientes de denuncias a propietarios que descuidan sus huertos de palmeras, algunas secas con las ramas amontonadas por el suelo.

Confía, además, en que la situación se refuerce con la nueva Ley de Protección del Palmeral, en sustitución a la de 1986, que está tramitándose en las Cortes Valencianas para aprobarse, previsiblemente, después del verano. Los expertos destacaron, además, que la supervivencia de la riqueza rural pasa por cultivar los huertos y buscar alternativas a la producción agrícola extensiva, con usos no agresivos como podría viveros o huertos ecológicos.

Hay ejemplos como el de Francisco Martínez, que tiene una plantación de 200 palmeras datileras en Matola desde hace seis años, por la riqueza que dejan en el paisaje y porque los naranjos que tenía cultivados no eran rentables. Sin embargo, considera que cuesta comercializar el dátil fuera «porque países como Israel tienen copado el mercado y rebajan precios en los meses en los que tenemos bueno el producto»

En este hilo, la recuperación del palmeral perdido podría venir con algunos proyectos que están sobre la mesa como el de la Associació per al Desenvolupament Rural del Camp d'Elx (Adr) en coordinación con arquitectos y el Museo Escolar de Pusol para rehabilitar viviendas tradicionales, con el fin de fomentar la ocupación rural y garantizar, por ejemplo, la biodiversidad de un palmeral histórico.