De nuevo el hotel de Arenales vuelve a dar problemas. La vieja estructura levantada en primera línea de playa permanece en dique seco a la espera de una resolución judicial después de que sus propietarios hayan rechazado tirarla abajo hasta que se pronuncie un juez. Pero mientras eso llega, y después de todo el trasiego que lleva a sus espaldas, ese «esqueleto» de la costa continúa degradándose a marchas forzadas, junto con el vallado provisional que se instaló para proteger el inmueble.

Tanto es así que el Ayuntamiento ha ordenado a los dueños de la firma del hotel cambiar el cercado de acero por las deficiencias que presenta y por los riesgos de caída en algunos tramos. Algo que ya se ha producido en los últimos días, sobre todo por las fuertes ráfagas de viento, lo que ha desatado las quejas vecinales y ha evidenciado, además, el abandono del complejo hotelero.

Tras elaborar un informe técnico, el Ayuntamiento ahora ha enviado a la propiedad una orden de ejecución para obligarle a cambiar las vallas, con el fin de reforzar la seguridad y evitar el acceso al interior del edificio, además de los posibles daños personales. De hecho, se han dado casos en los que, en días de temporal, ha caído algún que otro trozo de material de la vieja estructura a la vía pública, con sus pertinentes partes policiales dirigidos al Ayuntamiento.

Con todo ello, lo que primero va a hacer el equipo de gobierno es remitir la orden de ejecución a los propietarios para que asuman el cambio del vallado. Después, en caso de que no se hagan cargo, el Ayuntamiento se ocupará de realizar las obras y después les pasará la factura. Así lo aseguró el concejal de Urbanismo, José Manuel Sánchez.

Desde la firma ya aseguraron el pasado mes de febrero estar dispuestos a reforzar el cercado del inmueble de manera inminente, pero, pese a ello, no ha habido movimiento alguno. Desde la mercantil alegaron entonces que no había riesgo alguno de desplome, pero que actuarían para acotar el perímetro de seguridad del hotel. Todo ello a la vista de que la resolución sobre el futuro del complejo pueda alargarse en los tribunales. Tras haber obtenido todos los permisos por parte de las administraciones hace ya varios meses para derribar la parte vieja de la estructura, la firma del hotel decidió posponer su intervención y dejar caducar la licencia municipal que tenía una vigencia de seis meses. Argumentaron que los técnicos de la obra no ven un riesgo añadido en el antiguo inmueble.

Cambio de opinión

La demolición debía haberse hecho antes del verano pasado y así lo pretendía incluso la propiedad, que fue la que pidió autorización para derribar la parte antigua del hotel aludiendo a razones de seguridad, después de que Costas ordenara paralizar las obras que iban a devolver a la vida el complejo hotelero. Tras ese intento frustrado que llegaba en junio de 2016, la firma pidió al Ayuntamiento y a Costas la licencia para demoler el viejo «esqueleto». Sin embargo, fue después de que llegara la resolución del Gobierno de julio del pasado año, en la que se declaraba ilegales aquellas obras realizadas por los propietarios, cuando la intención de derribar el hotel se desvaneció.

Apuntaron, entonces, que siguieron las recomendaciones de sus abogados, por lo que han preferido posponer la demolición a la resolución de la Audiencia Nacional, donde han presentado ya varios recursos contra la resolución de la Dirección General de Costas, que declaró ilegales las obras realizadas para recuperar el edificio cerrado en el año 1979, por haber levantado una estructura nueva.