Como en el norte de Europa, pero en Elche. El Ayuntamiento está dispuesto a abrir el parque inmobiliario de la ciudad a un nuevo concepto de viviendas colaborativas, pensadas para familias y mayores, en las que la comunidad marca las reglas de participación y convivencia. Un lugar donde hacer frente a la soledad y donde tener al lado a personas de confianza. Se trata del «cohousing» y es lo que se proyecta hacer en Elche, en concreto, en un solar situado en el sector E5, frente al barrio San Antón.

De la mano de la Asociación Seniors Vida Sostenible, la empresa municipal Pimesa va a iniciar un estudio para conocer la demanda real que existe sobre este tipo de residencias, que podrían funcionar como comunidad de alquiler, cesión de uso o cesión de compra. Un nuevo nicho de mercado con el que Elche podría convertirse en pionera de la Comunidad Valenciana, después de que la iniciativa ya se haya implantado en ciudades como Madrid o Barcelona, donde incluso hay lista de espera, según señalaron desde el colectivo sin ánimo de lucro que impulsa el «cohousing».

Viviendas pensadas para personas en distintas etapas de madurez para que realicen actividades en conjunto. Así calificó ayer la iniciativa la asociación que se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento para tratar de que Elche se suba al carro de las grandes ciudades, que ya están apostando por este proyecto, que está reconocido en el Plan Estatal de Viviendas del Gobierno central, por lo que también hay ayudas.

Con todo ello, lo primero que harán la asociación y Pimesa será un trabajo de campo para conocer si en Elche podría tener acogida esta nueva fórmula de vida. La empresa municipal busca, de esta manera, atender las necesidades que tiene la población ilicitana en materia de edificación, tal y como recalcó ayer el gerente de la empresa municipal, Antonio Martínez. A partir de ahí, en caso de que el «cohousing» tenga cabida en la ciudad, Pimesa redactaría un pliego de comercialización adaptado a los requisitos que demande la ciudadanía, y ahí podría entrar en juego este modelo de viviendas colaborativas.

«Lo que mejor está funcionando en Europa son las cooperativas que compran la propiedad y las que ceden el uso a los miembros de esa cooperativa, que, cuando dejan de permanecer a la misma, por circunstancias como puede ser el fallecimiento, la cooperativa incorpora a otros integrantes», explicó el concejal de Urbanismo, José Manuel Sánchez.

La mayoría de los servicios son comunes en este tipo de vida entre personas afines. Hay zonas de resituación, de descanso, de ocio, de «coworking», etc. A partir de ahí, las familias tienen privacidad en sus casas, según Prudencio López, coordinador de la Asociación Seniors Vida Sostenible.

Se trata de una fórmula indicada sobre todo en una sociedad en la que cada vez se dan más las familias monoparentales o personas que acaban viviendo solas, por lo que la idea, tal y como describió el edil de Urbanismo, es crear una «gran familia», a través de la comunidad.