«Ya era hora de que se pusiera en valor esta travesía por el patrimonio hidráulico y natural del norte del municipio que muy poca gente conoce». Así de contento y reivindicativo se mostraba uno de los casi trescientos caminantes que ayer inauguraron el segundo sendero homologado de la ciudad con el nombre «El camí dels ïbers», que surge de la coordinación de las Concejalías de Urbanismo, Medio Ambiente, Turismo y Deportes.

El Ayuntamiento organizó unas visitas guiadas, realizadas por expertos en patrimonio, para presentar a los ilicitanos este recorrido, PR CV-450, que enlaza el núcleo urbano de Elche y el cuadrante noreste del municipio por los Barrancos del Grifo y el de San Antón, de manera circular, en un entramado de 21 kilómetros que recorre un compendio de Vessants, azudes, presas, fuentes o incluso minas de agua y carrileras.

Los visitantes, sin embargo, sólo recorrieron ayer 8 kilómetros del último tramo y las impresiones fueron buenas, aunque con matices. Creen que hay suciedad en algunos tramos con restos de plásticos acumulados en los barrancos , que la información del recorrido todavía está algo restringida, y que la señalética en el suelo, árboles y piedras es insuficiente, en este caso con sistema de marcas amarillas y blancas por tratarse de un sendero de pequeño recorrido.

«El que nunca ha venido podría perderse porque la señalización está incompleta y escasean los paneles QR con la información detallada del patrimonio que se presenta a la vista», explica Encarni Loaisa de la asociación de corredoras «Marujas Aceleradas» de Elche, que tiene costumbre de hacer este recorrido.

En este sentido, desde la Federación de Deportes de Montaña y Escalada de la Comunidad Valenciana, reconocen que este es sólo un punto de inicio y que el sendero tiene tramas en las que todavía no se ha asentado el paso, por lo que «con el tiempo se añadirán más marcas y se reforzará la señalética», cuenta Francisco Durá, presidente de la federación, que lamenta que Elche sólo tenga dos senderos homologados en comparación con los 7.000 kilómetros balizados que hay en toda la Comunidad Valenciana. Algunos expertos en patrimonio añaden que era necesario que se homologara un recorrido así para poner en valor la zona más al norte del municipio, «la gran desconocida», en el que se han podido recuperar minas de agua y sus lumbreras, ya que se han rehabilitado parcialmente para este proyecto, como también otros emblemas como las carriladas que eran zona de paso de la Costa al Interior, o el Barranco de San Antón que no sólo se utilizaba como agua de escorrentía si no que fue un hito en las comunicaciones entre Elche y las pedanías. «El itinerario está muy interesante pero el Ayuntamiento debería animarse a hacer más restauraciones como la del Azud de Bernia, además de hacer estudios arqueológicos en el ramal de la Acequia Mayor, de la que no se tiene información» remarca Marga Guilló de la Associació per al Desenvolupament Rural del Camp d'Elx, que además están tramitando para homologar otro sendero en el Azarbe de d'Alt donde se produce la desembocadura del río Vinalopó.