En pleno calentón por la paralización del derribo de El Progreso, el concejal de Urbanismo, José Manuel Sánchez, no se mordió la lengua y retó a la Conselleria de Cultura a que actuara igual con el Mercado Central y determinara si el inmueble merecía una protección. Eso se acabaría materializando semanas después en un escrito que entró en el Servicio Territorial de Cultura a principios de febrero. Lo que pedía el responsable municipal de Urbanismo era una valoración arquitectónica y patrimonial del edificio de abastos. La respuesta llegó ayer, en un primer momento, por boca del conseller de Cultura, Vicent Marzà. Fue en el transcurso de una entrevista en Radio Elche Cadena Ser cuando, al filo del mediodía, saltaba la liebre. El responsable autonómico de Cultura, de Compromís para más señas, decía que el informe en cuestión ya estaba en el Ayuntamiento. «Lo han enviado los técnicos de la Conselleria, y lo que dicen es que sí que se debería valorar por parte del Ayuntamiento incluir en el catálogo de bienes protegidos el Mercado», señalaba de forma literal. Además, añadía en esa misma entrevista en Radio Elche que los restos hallados en las excavaciones, el refugio de la Guerra Civil y el nuevo frente que se ha abierto tras el requerimiento del Icomos dificultan el proyecto tal y como está planteado ahora. Lógicamente, sus palabras volvían a encender todas las alarmas, en particular en la Plaça de Baix. Hasta ese momento, nadie había tenido constancia de ese informe técnico de 9 de abril, que salió de las dependencias autonómicas el 11 abril -con el puente de la Santa Faz en Alicante de por medio- y que no llegó hasta ayer mañana. Lo peor es que hubo a quien no le sorprendió oír hablar al conseller de un documento que nadie había visto a esas alturas. La relación entre Patrimonio y el Gobierno municipal está bastante deteriorada, tras todo lo ocurrido en El Progreso.

Sea como sea, el informe vuelve a dejar, al menos a priori, en manos del Ayuntamiento la decisión de conservar el actual edificio del Mercado Central. El escrito es claro en sus conclusiones: «Se considera que por parte del Ayuntamiento de Elche se deberá valorar la conveniencia de la inclusión del Mercado Central en el Catálogo, actualmente en revisión», sentencia. Deberá valorar eso, así como el nivel de protección que se le aplica, dentro de los cuatro que permite la legislación, si es que así lo decide.

Con condiciones

Ahora bien, se añade que, a pesar de eso, si el Ayuntamiento, «en el ejercicio de sus competencias», y tras la consideración de los diferentes informes emitidos al respecto por los servicios territoriales, la Dirección General de Cultura y Patrimonio y los técnicos municipales, decidiera modificar, derribar o sustituir el actual edificio, tiene que tener en cuenta varias consideraciones, que, en parte, vienen a poner alguna que otra traba al proyecto. De primeras, el técnico alerta de que, al estar el Mercado en el Recinto Histórico-Artístico o, dicho de otra manera, en la Vila Murada, la nueva edificación requerirá del informe previo de la Generalitat, a lo que se suma que, al encontrarse en el Núcleo Histórico Tradicional, el proyecto de sustitución debe acompañarse simultáneamente del de edificación.

Paralelamente, desde el Consell ponen el foco en que los servicios técnicos municipales deberán realizar un estudio «exhaustivo» de la trama urbana, ocupación y parámetros del nuevo edificio, y ello porque, tal y como resalta este último informe, se considera que existe una contradicción en el PRI, dado que se han registrado diferentes alineaciones entre dos planos del mismo documento. El objetivo es que el proyecto sea lo más «respetuoso» posible con el entorno en el que se enclava, se alega en el nuevo escrito.

Por otro lado, se avisa de que se deberán tener en cuenta las conclusiones del informe que emitió el técnico de Arqueología del Servicio Territorial de Cultura y Patrimonio sobre los Baños Árabes, así como la conveniencia de retranquear el edificio mínimo ocho metros con respecto a los restos islámicos. Y eso partiendo de la base de que las excavaciones del interior del inmueble podrían hacer variar esa estimación, por lo que se da a entender, al alza. En cualquier caso, se deja caer que las intervenciones arqueológicas aún no cubren toda la superficie del proyecto y, por tanto, aún no determinan su viabilidad ni las condiciones a las que se debe ajustar la obra, si se autoriza.

Más allá de todo eso, en el apartado de planeamiento y normativa de aplicación, sigue el rosario de reproches a la Administración local, tan habitual últimamente. Ahora, porque el Ayuntamiento no ha procedido a redactar el Plan Especial del Conjunto Histórico Artístico, como determina la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano, «y así se le ha requerido», apostilla el informe.