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Eloy Sánchez: «No se juntan poetas maravillosos porque lo excepcional no abunda»

Ganador del Premio Adonis en 1977 por la obra Maneras de estar solo, el poeta nunca ha dejado de publicar durante cuatro décadas

Eloy Sánchez Rosillo participa mañana en el Gran Teatro en el ciclo La dignidad de la palabra.

¿Qué representa la poesía en el contexto de la sociedad actual en la que vivimos?

La poesía siempre es un camino no torcido dentro de una sociedad en la que todo está tergiversado. Los versos que son verdaderos, que tienen una implicación más allá de la estética, que van unidos a la ética, como decía Juan Ramón Jiménez, pueden enseñarnos mucho. Es un instrumento de lucidez en una sociedad tan degradada como actualmente está la española.

¿Y cuál es su estado de salud?

Nunca ha gozado de buena o mala salud, su estado siempre es sano y hermoso, aunque no haya atraído a las masas. Ni falta que le hace tampoco. No hay un momento en el que la poesía sea una maravilla del todo o en el que corra el riesgo de desaparecer. Cuenta con una serie de vaivenes que son misterios de la historia. Hay momentos mejores y peores. En ningún país se juntan nunca poetas maravillosos porque lo extraordinario es lo menos abundante de todo.

¿Cómo se vive en una época de posverdad y redes sociales?

No sé si estamos llenos de posverdades o posmentiras, siempre ha sido un poco igual. El mundo es maravilloso y es el hombre en sociedad el que va cada vez a peor. Los aspectos negativos tenían menos alcance antes. Ahora, por las redes sociales y otros medios de comunicación, es muy fácil que los energúmenos y los bárbaros se apoderen de lo que no les corresponde y perturben la vida de todos los demás. Vivimos en una sociedad que va a peor en el mundo globalizado.

En alguna ocasión anterior ha señalado que la sociedad española se mueve entre el chiste y la lágrima, ¿por qué?

Porque vivimos un momento especialmente curioso de la sociedad, un momento esperpéntico, por eso estamos entre el chiste y la lágrima. Somos una carcajada desgarrada, sobre todo en los aspectos políticos, que lógicamente repercuten en la vida de los ciudadanos. La política española siempre ha sido así pero ahora ha extremado su tendencia con la situación de Cataluña o la que se vive actualmente en la Comunidad de Madrid. Hay muchos ejemplos que son de risa y llanto al mismo tiempo.

¿Qué le motiva para seguir escribiendo en esta etapa?

La poesía en mí es algo que viene de muy lejos. Empezó en la adolescencia y, afortunadamente, me ha acompañado toda la vida. No es algo que tiene que ver con la cultura, está relacionado con la vida y surge de cualquier aspecto de ella. No hay que buscar para encontrar, es la poesía la que te encuentra a ti y te sale al paso mientras caminas por el mundo. Lo único que tienes que hacer es estar atento, mirar y escuchar. Y, después, expresar con palabras lo que has visto y oído durante ese caminar.

En los poemas que escribe, ¿cuál es el peso de la nostalgia?

En mi poesía han desaparecido la nostalgia y la melancolía que hubo en momentos anteriores, sobre todo en la juventud. Con el paso de los años, se ha transformado y se ha convertido en una celebración del presente. No hay motivos para echar de menos nada porque todo lo tenemos delante, ante nuestros ojos. Cuando uno habla del presente, como es mi caso, hace un canto celebrativo que tiene poco que ver con la nostalgia.

¿Cómo recuerda sus inicios en el mundo de la escritura?

Gané el Premio Adonais en 1977 por el poemario Maneras de estar solo pero antes había una prehistoria. El poeta aprende leyendo a otros autores anteriores. Todo lo hice sin precipitarme. Por eso no publiqué esbozos ni tentativas de mi adolescencia ni de mi juventud. Empecé a publicar en la década de los 70, cuando pensé que podría tener interés lo que estaba escribiendo. Desde que gané el Adonais he seguido publicando con regularidad hasta la fecha. Y así pienso seguir si la suerte me acompaña.

¿La poesía está cerca de la calle o es un ámbito que pertenece a una élite cultural?

Ni es para entendidos ni es para ningún tipo de élite, es para todos los hombres. La poesía tiene que pensar en todos los lectores posibles. Es algo que pertenece al ser humano, tanto a los más allegados a ella como a los que se encuentran más lejos. Cualquier persona con una cultura y una sensibilidad normal puede acceder a la poesía verdadera. También está el caso de los falsos poetas, a los que no se les entiende una palabra o son especialmente retorcidos.

Sus clases en la Universidad de Murcia le permiten mantenerse en contacto con los alumnos, ¿cómo ve a los jóvenes?

La juventud siempre es maravillosa. No veo especiales diferencias con los jóvenes de antes, aunque sí que hay un sentimiento de desánimo respecto al futuro por la falta de expectativas. El momento es complicado pero siempre se encuentran motivos para seguir adelante y no dejarse vencer ni amilanarse.

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