Todos los astros se alinearon para que Elche pudiera disfrutar del Domingo de Resurrección y la procesión de las Aleluyas en su máximo esplendor. Una mañana luminosa, en la que tanto el sol como el viento ofrecieron una tregua considerable, invitó a miles de ilicitanos y visitantes, en su mayoría turistas extranjeros, para lanzarse a las principales calles del centro de la ciudad y contemplar la lluvia de estampitas de colores que se fueron lanzado por los balcones al paso del Cristo Resucitado y la Virgen de la Asunción. Según los datos oficiales que ofreció la Policía Local, fueron más de 40.000 las personas que abarrotaron las calles.

La lluvia de Aleluyas ofreció un colorido epilogo a la Semana Santa ilicitana ante la alegría desatada por parte de todos los estamentos participantes en la celebración. Uno de los momentos álgidos tuvo lugar cuando se produjo el encuentro entre el Cristo Resucitado y la Virgen de la Asunción. Apenas pasaban un par de minutos sobre las 11.30 horas, horario fijado por la organización, cuando tuvo lugar uno de los instantes más esperado por todos los presentes. Tras este encuentro, los pasos siguieron su camino por separado a través de la calle Reina Victoria, hasta que volvieron a verse frente a la Plaça de Baix. En este punto tuvo lugar una de las grandes novedades de la mañana, ya que, por primera vez, los integrantes de la cofradía del Cristo Resucitado decidieron dar la vuelta al paso para que recibiera de cara a la Virgen de la Asunción. Los espectadores rompieron a aplaudir ante este gesto mientras sonaban los acores del pasodoble El abanico, del ilicitano Alfredo Javaloyes.

La procesión, que estuvo encabezada por el vicario general de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Vicente Martínez, continuó con el recorrido fijado hasta llegar a la Glorieta, uno de los lugares en los que más ciudadanos se habían congregado. El manto de Aleluyas caídas desde el cielo regresó antes de dar paso a los últimos compases de la celebración. El punto final a una mañana repleta de emociones y sentimientos a flor de piel se puso con la solemne misa que ofició el obispo Jesús Murgui y que sirvió para despedir la Semana Santa ilicitana.