Ovejas en peligro de extinción se van a convertir en las nuevas cuidadoras del Palmeral de Elche. Alrededor de medio centenar de ejemplares de la especie Guirra se encargarán en los próximos meses de controlar las malas hierbas que crecen en huertos históricos como el dels Pontos, de Les Almasseres y de La Rogeta. ¿Cómo? A través del pastoreo. Los animales se alimentarán de las adventicias extendidas entre las palmeras y de los dátiles que caen al suelo, con el objetivo de mejorar la limpieza y la imagen del Patrimonio de la Humanidad.

El Ayuntamiento ha adjudicado ya el contrato por valor de 16.500 euros y por un plazo de cinco meses. De esta manera, las ovejas van a ser las protagonistas de un proyecto pionero en la ciudad, que permitirá dar de comer a estos ejemplares y contribuir, por lo tanto, a la mejora y rescate de esta raza. A su vez, también ayudará a que el Ayuntamiento se ahorre el uso de herramientas mecánicas para adecentar estos huertos situados en el núcleo urbano. La cooperativa Guirra, que cría ovejas autóctonas valencianas en lugares como el Camp d'Elx, se va a ocupar de realizar estos trabajos en los tres huertos para contribuir a mantener de una forma natural estos espacios, donde los matorrales han desatado en más de una ocasión quejas vecinales.

La pedanía ilicitana de Algoda es uno de los lugares donde tiene cobijo esta especie en peligro de extinción, de la mano del productor ovino Francisco Rubio. Allí, el carrizo y las plantas alófitas que rodean el humedal de El Hondo son parte de su comida, al igual que los dátiles. En total, solo hay censados unos 4.000 ejemplares y hay otros ganaderos de la provincia que también están incluidos en un proyecto para contribuir a preservar la oveja guirra.

El pasado y las raíces de estos animales también dan peculiaridad a unas ovejas cuya supervivencia está amenazada. Según cuentan sus protectores, la llegada de estas ovejas a estos territorios pudo estar relacionada con los intercambios comerciales con el Magreb y sitúan sus raíces en Oriente Próximo. Sin embargo, tal y como ya explicó el pastor, esta especie de ovejas comenzó a perderse con la Revolución Industrial y se primaron otras razas más comerciales. Así, los criadores valencianos, y, entre ellos, el productor ilicitano, tienen como objetivo conseguir un morfotipo perfecto para asegurar la continuidad de la raza. Con ello, sus protectores deberán hacer una selección genética de la especie y así fomentar su conservación. La limpieza natural del Patrimonio de la Humanidad ilicitano quiere ahora contribuir a esta pretensión.

El pastoreo para este tipo de fines ya es conocido en otras ciudades como Vitoria, donde las ovejas desbrozan los andenes de los tranvías, pero, sobre todo, en algunos pueblos de Andalucía, donde también ayudan a limpiar los cortafuegos del monte público. Por su parte, la Unió de Llauradors también está luchando para que haya ayudas públicas para el pastoreo.