La presión animalista y la necesidad de mantener el orden público se impuso a la tradición en Elche. La Cofradía de la Oración en el Huerto celebró este jueves su procesión sin los estorninos que se suelen colocar en la palmera del paso de los palmereros, después de que el Ayuntamiento dictase un decreto desautorizando que los pájaros participasen.

La Concejalía de Sanidad se basó en un informe pericial que indicaba que los animales estaban en buen estado, y que el material utilizado era el correcto, pero que, así y todo, podían sufrir angustia y estrés durante la procesión, como sostienen colectivos analistas que desde hace varios años protestan contra la presencia de los tordos en el paso de la Semana Santa. Tras mantener el edil Carlos Sánchez varias reuniones para tratar de llegar a un acuerdo, y con negociaciones que se intensificaron en las últimas horas, en aras de evitar altercados durante las procesiones, el Ayuntamiento decidió desautorizar el uso de los animales en la procesión de la Oración en el Huerto. La cofradía acató el decreto municipal y salió desde el Huerto de la Rinconà respetando la decisión municipal.

Así, sin animales, arrancó la segunda procesión del Jueves Santo. La primera fue la de la Cofradía de la Santísima Sangre de Cristo, Nuestra Señora de las Angustias y María Santísima de la Salud. Esta cofradía puso rumbo a la Plaça de Baix, donde celebró el encuentro entre el paso del Cristo y el de la Virgen de la Salud antes de dirigirse hacia el barrio de San Antón.

Una de las salidas más seguidas el Viernes Santo fue la de la Procesión de la Paz, que sacó a la calle la Fervorosa Hermandad de Flagelación y Gloria con el Santísimo Cristo de la Fe y María Santísima de la Esperanza. Las dos imágenes fueron las protagonistas del Encuentro de la Paz en la Plaça de Baix.

Ya entrada la noche arrancó la Procesión del Silencio, con la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia. Esta procesión salió de la basílica de Santa María y recorrió las calles del centro de la ciudad con la iluminación apagada. La última procesión de Jueves Santo fue la del Santísimo Cristo de Zalamea, desde San José. Esta imagen, vinculada al antiguo hospital de la Corredora, volvió a convertir las calles en un mar de gente con velas. La cofradía repartió más de 25.000 velas entre los fieles, que fueron muchísimos más.