"Objetos perdidos" es el nombre del nuevo proyecto de Raúl Gutiérez (Reinosa, 1979). El cántabro llega el viernes (21 horas, entre 27 y 39 euros) al Gran Teatro de Elche al frente de su proyecto musical Rulo y la Contrabanda, que encabeza tras su paso por el conjunto La Fuga. El espectáculo que ahora estrena cuenta con la escenografía de un singular bar y en él apuesta por la interactuación directa con el público, con el que buscará la complicidad mientras va desgranando sus canciones.

¿Qué se va a encontrar el público que acuda a verle?

Vamos con nuestra versión B, la de los teatros. Parecemos una banda diferente a la que actúa en otros escenarios. Con cada disco hemos hecho una gira de teatros. Lo llamo espectáculo porque vestimos las canciones de otra manera, con guiños teatrales. Le hemos dado una vuelta de tuerca a la escenografía. Llevamos un bar en el que suceden muchas cosas. En el montaje se tarda dos horas y media. Estamos haciendo dos espectáculos a la semana, por lo que nuestra gente duerme poco.

¿Por qué ha apostado por un bar en su escenografía?

Es un homenaje a lo cultura mediterránea, un punto de encuentro físico en el mundo de hoy, en el que todo es virtual. Hay canciones al piano y humor ácido sobre lo que te puedes encontrar en un bar un sábado por la noche, como en la canción "Fauna rara". El bar se convierte en discoteca, tocamos música disco y la gente alucina por lo que hacemos estos locos. Es uno de los momentos más divertidos. La música no sólo es emoción, también es diversión y hay que reírse de uno mismo.

Su gira se llama "Objetos perdidos", ¿cuál es el motivo?

Es el nombre del bar en el que transcurre el concierto y el nombre de una canción que habla de personas que se sienten objetos perdidos y que se encuentran. En el nombre del bar tiene otra connotación: esos objetos que somos los músicos y la gente que acude a los teatros y que nos reunimos un rato. Es un homenaje al bar, no desde el punto de vista etílico. También a esos cafés que te tomas en el bar, el vino o la coca cola del medio día, el café de la tarde€

¿De dónde viene la idea?

Lo pensé el verano pasado en la furgoneta. Hablé con Silvia Fernández, la escenógrafa que me ha ayudado a hacer todo. Le dije que no quería que pareciera el atrezo. Así que cuenta con neones, maquina de dardos y una caja registradora de los años 60 que compré en un anticuario. Cuando se levanta el telón, el público se queda sorprendido. También hay veinte instrumentos que nos repartimos cinco músicos.

¿Les ha costado mucho trabajo montar esta escenografía?

Ha sido mes y medio de trabajo, soy muy detallista y obsesivo. Quiero estar encima de todo, contrastando cada detalle. Después nos encerramos en un estudio de grabación para preparar las canciones. Aprovechamos el formato para vestir los temas de otra manera. Como cantante y músico, los dos o tres primeros teatros me costó mucho meterme en el traje. Cuesta menos cuando es un escenario más eléctrico. No somos una banda de rock que cambia los instrumentos, como hacen muchos grupos cuando actúan en un teatro.

¿Cómo llevan la gira?

Serán 22 teatros en total, hemos sobrepasado el ecuador y nos da pena porque disfrutamos mucho. Igual disfrutamos mucho porque es efímero. El 3 de junio se acaba y la escenografía ya no valdrá para nada. Por eso animamos a nuestros amigos a que vengan a vernos porque esto no se va a repetir. Estamos haciendo auditorios y teatros pero me gustan más los teatros porque tienen magia. En los auditorios hay gente que se queda muy lejos.

¿Cambia mucho actuar en un teatro en comparación con otro escenario?

En los teatros puedo aprovechar para dar más la chapa y explicar la composición de las canciones. En los conciertos eléctricos va todo más rápido. Este tipo de conciertos sólo tienen sentido en invierno y principio de primavera. En verano, la piel pide otra cosa. Mi jubilación será tocar música en teatros, me flipa mucho. Hay gente que me dice que soy un cabronazo por haber conseguido meter a mi público en teatros porque las entradas son más caras.

En alguna ocasión ha dicho que ya no hace canciones "con el cuchillo entre los dientes", ¿a qué se refiere?

Me refería a que ya no hago música por contrato ni me marco plazos. Por eso, de un disco a otro pasan tres años. Hacemos viajes a América, gira de teatros, dos veranos con el disco€ No tengo presiones de ningún tipo ni las acepto. Ni tampoco hago discos por año. Los plazos los marco yo en todo momento. Cuando estás en un grupo es más difícil. Tengo la experiencia de haber estado trece años en un grupo. Ahora, con mi discográfica, es todo lo contrario. Cuando propongo un parón, me arropan y no me agobian.

Lleva desde 1994 en el mundo de la música, ¿cómo lo ve?

La música es como una maratón. No soy Usain Bolt para correr cien metros en menos de diez segundos. Me veo más como un keniata durísimo. Me gusta hacer las cosas bien y disfrutarlas. Un compositor tiene que ser el que marca los tiempos, las musas y la inspiración no están ahí siempre. Se necesita tiempo para conseguir hacer un grupo que te guste.

Han comparado su música con la de Extremoduro y ha colaborado con Bunbury, ¿son sus influencias?

He tenido la suerte, gracias a la música, de ser amigo personal de muchos de mis ídolos. He colaborado en bastantes discos y al revés, es lo más bonito de la música. He tocado en muchos países diferentes. Tengo mi "top 10" de influencias, que a veces son doce y en ocasiones ocho. Son inspiraciones que pueden parecer diferentes pero para mí son iguales. Gente que canta en castellano y cuida las canciones, como Bunbury, Fito, el Drogas, Rosendo, Robe Iniesta, Enrique Urquijo, Antonio Vega, Sabina, Calamaro€

Veo que es fanático de la música en castellano€

Una canción en la que entiendes la letra te cala más. Todos estos artistas que he mencionado tienen mucho que ver para mí, muchos puntos en común. Son los autores de sus propias canciones, no son sólo intérpretes. Hace años llamé a Bunbury para colaborar en una canción porque me parecía que era un traje a medida para él. A todos ellos los llevo viendo desde que tenía quince años, es imposible que no tenga mis fuentes. La putada sería que todo el rato me dijeran que me parezco al mismo.