El control y el acoso a las parejas es un denominador común entre los maltratadores, y esa obsesión por someter a las mujeres está evolucionando con el uso y los avances de las nuevas tecnologías. Desde la Fiscalía de Violencia de Género de Elche señalan que, en lo que va de año, ya se han enfrentado a dos casos en los que el presunto maltratador espiaba a su pareja a través de aplicaciones móviles sin el consentimiento de la víctima. Unos casos que se repiten en otros partidos judiciales y que se encuentran en auge, según el Ministerio Público.

Una simple búsqueda en Google de «aplicaciones espía» sirve para conocer las más populares y sus múltiples funciones. De hecho, el segundo resultado de búsqueda remite a una web que ofrece «5 apps espía para novios celosos». Un ejemplo más de cómo sigue encubriéndose y justificándose el acoso con los celos. Desde ver en tiempo real, y a todas horas, la ubicación de la persona que tiene instalada la aplicación, hasta el acceso a todas y cada una de sus conversaciones de Whatsapp, SMS y llamadas telefónicas. Y no solo del registro de esas llamadas, sino que algunas apps incluso graban las conversaciones para subirlas luego a la nube y que el acosador pueda escucharlas.

El problema pasa por que, en ocasiones, estas aplicaciones móviles se instalan sin que la víctima lo sepa y, hasta que se da cuenta, no es consciente de que está sometida a ese férreo control. Algunas son tan sutiles que resultan hasta imperceptibles, y se sirven de funciones «oficiales» de las apps de mensajería. Es el caso de Whatsapp Web, que permite tener un espejo de la aplicación en el navegador de internet. La primera vez que se accede, requiere que se escanee un código QR desde el teléfono que se quiere reflejar en pantalla, pero luego se puede entrar fácilmente sin que haya que repetir este proceso. «Aprovechan un descuido de la víctima para escanear ese código y, a partir de ahí, tienen tarifa plana en cuanto al acceso a la información», señalan fuentes policiales. Este «acoso 2.0» dispone, por desgracia, de muchas herramientas para obtener información de sus víctimas. En algunos casos, el acceso a los dispositivos de forma remota llega incluso hasta el carrete de fotografías. Los maltratadores utilizan hasta, según fuentes judiciales, aplicaciones que en principio están orientadas al control parental y a la restricción a menores de edad, para saber en todo momento la actividad de sus parejas con su smartphone.

Redes Sociales

Desde el Centro Crímina para el estudio y prevención de la delincuencia de la Universidad Miguel Hernández de Elche señalan que, si bien no disponen de datos específicos de las aplicaciones espía, sí trabajan en un estudio que ha demostrado cómo el control de las parejas a través de las redes sociales ha crecido de forma importante en los últimos años. Y es que, cuando se habla de control y acoso a través de internet, hay formas muchos más sutiles que estas aplicaciones espía, y ese control se da en todos los ámbitos. Desde las publicaciones en Facebook, Twitter e Instagram, a los amigos y seguidores de las diferentes plataformas, comentarios o círculos de amistades.

Por tanto, autoridades policiales y judiciales animan a denunciar cualquier indicio que se tenga en este sentido, y recuerdan que cualquier forma de control debe ser rechazada por completo. Los casos son especialmente preocupantes entre los más jóvenes, aunque aseguran que este tipo de acciones se da en todo tipo de perfiles. Así, los smartphones, las redes sociales e internet pueden convertirse en un arma de doble filo, por lo que conviene extremar las precauciones para detectar este tipo de conductas y ponerlas en conocimiento de las autoridades ante la más mínima sospecha. Y es que, a veces, este acoso, al realizarse a través de internet, puede pasar desapercibido, gracias a esa línea difusa de la red, y que no se realiza de forma tan explícita y evidente para la víctima.