«Nos ha pasado de todo», asegura Alfonso Ases. Este joven ingeniero acaba de concluir junto a tres compañeros de la Universidad Miguel Hernández (UMH) el UniRaid 2018 entre los diez primeros clasificados. Al margen del mérito que tiene este puesto en el top ten, su participación en el «Dakar de los estudiantes» les ha aportado mucho más. Desde haber contribuido a una causa solidaria, llevando 120 kilos de ropa de abrigo y calzado al desierto marroquí, hasta haber vivido una aventura que les ha permitido aprender a superarse en un territorio adverso, plagado de hostilidades. Las dunas y el barro han sido algunos de los escollos que han tenido que superar, junto a otros que no estaba previsto que se encontraran, como la nieve. «Es que en el desierto hace mucho frío por las noches, más de lo que se piensa. Por eso, hemos llevado material térmico para los más necesitados», añade Ases, que también relata cómo tenían que rascar la escarcha que se acumulaba en las ventanas de sus coches por las mañanas para emprender nuevas etapas, incluso utilizando la tarjeta universitaria como herramienta.

Junto a Ases, sus compañeros de la UMH en esta aventura por Marruecos han sido Borja Gallud, con el que compartía coche, un Seat Panda de 1991, y Antonio Alcaina y Thomas Potton, quienes iban a los mandos de un Nissan Micra de 1992. La primera pareja tenía la experiencia de haber participado en la anterior edición, lo que les ha ayudado a sobrellevar mejor la dureza del desierto, sobre todo a la hora de estar mejor organizados para afrontar las etapas.

El Sabinar Raid ha conseguido crecer tras su primera participación en el UniRaid y a esta edición ha acudido con dos coches, que han ido juntos en todo momento, dada la dificultad de la prueba. La nieve les obligó a cambiar el recorrido y a pasar por barrizales con unos vehículos que no estaban expresamente hechos para soportar el frío. «Había momentos en los que no se veía absolutamente nada desde el interior», confiesan los jóvenes participantes que han representado a la UMH. En su peripecia también han tenido que conducir junto a paredes de roca a cincuenta metros de altura.

La Policía marroquí tuvo que escoltar a la caravana de coches por el recorrido para evitar posibles ataques. No en vano, el Dakar original tuvo que cambiar hace unos años África por Sudamérica ante las amenazas terroristas en Mauritania. Los universitarios aseguran que no han sentido miedo en ningún momento y destacan la hospitalidad y el caluroso recibimiento que recibieron por parte de la población local, a la que consiguieron llevar el material solidario.

Ahora el objetivo del Sabinar Raid es el de seguir creciendo y participar en pruebas similares al UniRaid, en las que primen la solidaridad y la aventura antes que la propia competición deportiva. Algunos de estos retos pueden ser la Europa Raid, que va desde Francia hasta los campos de refugiados de Macedonia o la Mongol Rally, que va desde España hasta Mongolia.