La Universidad Miguel Hernández lleva años trabajando en cómo deben ser los coches del futuro. No solo en qué combustibles utilizarán, si serán más o menos autónomos, o estarán interconectados para mejorar la fluidez del tráfico de las ciudades. En el campus de Elche también se está pensando en la «relación» de los vehículos «silenciosos» con los peatones y, en concreto, con las personas invidentes.

En este sentido, el Laboratorio de Ingeniería Acústica y Vibraciones de la UMH está llevando a cabo una investigación centrada en los sonidos de advertencia de los vehículos eléctricos, de cara a la completa inserción de éstos en entornos urbanos. Todo apunta a que esta cuestión será crítica a partir de la próxima década cuando, según se prevé, se disparen las ventas de propulsores híbridos y eléctricos, tendencia ésta que ya ha empezado a registrarse.

El ruido y las vibraciones de los vehículos eléctricos son aspectos importantes que pueden afectar a nivel psicológico, tanto en su uso como en su compra y que, además, preocupa a los peatones, según se indica desde este laboratorio.

Además de ello, los científicos implicados en este proyecto se muestran interesados en el efecto perceptivo que provocan estos sonidos en aquellas personas que lo emplean como único indicio de la presencia de un vehículo, es decir, los peatones invidentes o con grandes problemas de visión.

«Las características técnicas actuales de los vehículos eléctricos y los vehículos híbridos eléctricos los hacen especialmente adecuados para situaciones urbanas donde las distancias son cortas, los tiempos de conducción controlados y la velocidad de circulación limitada. Sin embargo, la ausencia de ruidos mecánicos, asociados al motor de combustión y transmisiones, así como la presencia de ruido de fondo en los diferentes entornos urbanos, podría llegar a enmascarar el ruido de este tipo de vehículos y constituir un peligro para los viandantes, especialmente los más indefensos», reflexionan Nuria Campillo, Héctor Campello, Álvaro García del Castillo y Ramón Peral, investigadores involucrados en este proyecto.

Este grupo coincide plenamente en que son imprescindibles los denominados sistemas de alerta acústica de vehículos o sonidos de advertencia AVAS (Acoustic Vehicle Alerting Systems) o WS (Warning Sounds), al tiempo que aprecian que el uso aleatorio de este tipo de sonidos no soluciona el problema, ya que pueden resultar inapropiados, excesivos y molestos.

Hace relativamente poco tiempo fue publicado el reglamento europeo que establece las características mínimas que deben cumplir estos sonidos en vehículos, digamos, silenciosos. No obstante, el mismo deja algunas preguntas sin respuesta de forma efectiva a juicio de expertos.

«Deja aparcados aspectos psicoacústicos y emocionales que condicionarán sustancialmente la capacidad de detección, identificación y localización de los vehículos a través del sonido emitido. El colectivo invidente ha mostrado su gran preocupación por este tema y su alta vulnerabilidad ante los vehículos silenciosos, lo que puede llevar incluso a cuestionar las ventajas asociadas a tal ausencia de ruido por parte de los vehículos eléctricos», advierten desde el campus ilicitano.

Desde el Laboratorio de Ingeniería Acústica y Vibraciones también se pone énfasis en la falta de concienciación ciudadana sobre la necesidad de alcanzar ambientes urbanos silenciosos, pero seguros, algo que sigue vinculado a la carencia de información y formación sobre los problemas de salud derivados de una vida con ruido y la ignorancia sobre la importancia del oído como herramienta de seguridad.

«Por todo ello, este proyecto se centra en establecer los aspectos generales para mejorar las condiciones de detección, identificación y localización de las señales de advertencia en vehículos eléctricos, profundizando en los aspectos psicológicos relacionados con el ruido de los vehículos eléctricos, dando una visión global de cómo puede afectar a nivel emocional la emisión de señales acústicas por parte de estos vehículos en la población invidente», indican sus responsables, los cuales se han embarcado en un proyecto de investigación de dos años.

El estudio, encabezado por Ramón Peral, investigador principal, pretende también evaluar la confortabilidad percibida y su relación con las diferentes respuestas emocionales evocadas en una situación de tipo experimental. Además, se está estudiando la preferencia y la aceptación de señales acústicas en diferentes escenarios con presencia de sonidos complementarios.

El trabajo se sustenta en definitiva sobre tres pilares: clasificar y caracterizar acústicamente los sistemas de alerta, analizando el efecto causado en su emisión por diferentes dispositivos de sonidos de advertencia. En segundo lugar, conocer la respuesta humana ante estos sonidos, basada en índices psicoacústicos que indiquen su grado de detección, identificación y localización, y prestando especial atención a los peatones invidentes y sus necesidades. Y el tercer pilar es concienciar, informar e involucrar a la población en general de la necesidad de estos dispositivos en un ambiente urbano silencioso y seguro, a través de jornadas divulgativas que serán organizadas en colaboración con la Fundación ONCE.

La investigación, que lleva por título «Mejora en la detección, localización e identificación de los sonidos de advertencia de los vehículos eléctricos a través de la percepción de personas invidentes», incluye, además, el desarrollo de una campaña de ensayos.

Estas pruebas permitirán medir los niveles de ruido emitidos a través de un sistema instalado en un vehículo. El sistema ensayado se sustenta en la colaboración del equipo de trabajo de este proyecto con PSA Peugeot Citroën (Francia) y la Universidad de Loughborough (Reino Unido).

Los ensayos se desarrollan en una cámara anecoica, una sala que absorbe el 99,9% de los sonidos, con la que cuenta el grupo de Acústica del Departamento de Aeronáutica e Ingeniería Automovilística de la Universidad británica. Junto a ello también se realizan pruebas en abierto en las pistas de Horiba Mira, Nuneaton, en Reino Unido.

Además, coincidiendo con las sesiones de encuestas y ensayos con personas invidentes, se organizarán jornadas divulgativas en Castellón, València y Alicante en colaboración con la Fundación ONCE para concienciar a la población de la necesidad de facilitar entornos urbanos silenciosos, uso de transporte público, vehículos eléctricos y bicicletas.