Detrás de las consecuencias médicas de la abrasión, están las personales. Esta mujer que dio a luz a finales de febrero no puede amamantar a su hijo porque las pomadas que le indicaron para curar la herida son incompatibles con la lactancia. «Lo está pasando muy mal porque no puede dar el pecho. Es una ilusión que tiene toda madre, y ve con impotencia cómo debemos alimentarlo con biberones, porque no puede. Además, está perdiendo mucho tiempo de estar con el bebé durante los primeros días, con el disgusto que eso supone. Tenemos que dejarle para las curas con familiares, el tiempo de la operación, no se encuentra bien para disfrutar de la maternidad... No hay derecho», cuenta su marido.

De hecho, cuando fue operada el martes, debía de haberse quedado hospitalizada, pero regresó a casa para recuperarse en su domicilio por no perder más tiempo entre médicos. De esta forma, lamentan que un error que pudo evitarse fácilmente esté ocasionando tantos dolores de cabeza y tantos inconvenientes a la familia. Por este motivo, pedirán responsabilidades al centro hospitalario, con el fin de que no vuelva a ocurrir un caso parecido.

Por el momento, solo les queda resignarse, con el consuelo de que al menos la operación de injerto de piel ha salido bien, por lo que ahora solo es cuestión de tiempo conseguir una recuperación total y poder así pasar página.