El hombre acusado de asesinar a su padre de 22 puñaladas en octubre de 2015 tendrá que ingresar durante 20 años en un centro psiquiátrico, ya que la defensa aceptó ayer la pena que pedía el fiscal, al llegar a un acuerdo de conformidad antes del juicio con jurado popular que arrancó en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Alicante, con sede en Elche. El Ministerio Público exime así al autor del asesinato de la pena de prisión, al entender, en base a los informes periciales, que existe una eximente completa de la responsabilidad en el crimen al padecer una enfermedad mental y llevar varios meses sin tomarse la medicación. Los hecho ocurrieron en octubre de 2015, cuando el autor del crimen comenzó a tener «ideas delirantes», según recoge la fiscal en su escrito de acusación. De hecho, llegó a pensar que su progenitor era el «demonio», y que estaba tratando de envenenar a su madre, que sufría alzheimer, en un estado ya muy avanzado, con la comida que le estaba preparando.

El acusado llamó a las 15.14 horas del 4 de octubre de 2015, minutos antes de producirse el asesinato, al 112, alertando de que «voy a matar a mi padre, que es el demonio. Vengan por favor, lo voy a matar», continúa el escrito. Acto seguido, cogió en un cuchillo de grandes dimensiones, con 22 centímetros de hoja, y, por sorpresa, ya que su padre estaba de espaldas junto a la puerta de cocina del domicilio, le asestó una primera puñalada en el pecho, a la que le siguieron otras 21 en el tórax, abdomen y en el brazo izquierdo.

La víctima trató de huir del domicilio arrastrándose para pedir ayuda, pero el acusado la cerró la puerta con llave para facilitar la ejecución del crimen. Tras el asesinato, el acusado dejó el cuchillo manchado de sangre en la encimera de la cocina, se cambió de camisa, tiró la manchada en un cubo de basura de la cocina, y llamó a su prima para que acudiera a la vivienda, informándole de lo que había hecho.

A su llegada a la casa, situada en la avenida de Novelda, la Policía encontró un gran charco de sangre. Pero la mejor prueba, ya que la madre sufría alzheimer y el autor una enfermedad mental, fue el vídeo de una cámara de seguridad instalada en la vivienda que grabó todo lo sucedido en vídeo. Un documento tan inusual como probatorio que ha servido para contrastar los hechos.

El juicio se está celebrando estos días pese al acuerdo, ya que al tratarse de una pena tan alta la ley exige que se expongan las pruebas en el juicio.