El pasado año China dio a conocer su plan para convertirse en el líder mundial en inteligencia artificial y crear en 2030 una industria con un valor calculado en 150.000 millones de dólares para su economía. Estados Unidos se tomó la declaración de China como un órdago a su liderazgo mundial. Y, en medio de esta lucha de gigantes, Europa permanece en un segundo plano en uno de los sectores que cuenta con un mayor margen de crecimiento a corto y medio plazo.
Revertir esta situación en el viejo continente pasa, en buena medida, por una importante inversión en educación. Así lo consideran también desde la firma Aisoy Robotics, afincada en el Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández (UMH). Dentro de su apuesta en este terreno, la compañía pondrá en marcha este mes de marzo un proyecto piloto de enseñanza basado en la inteligencia artificial en centros educativos de la Comunidad de Madrid, un plan que se quiere extender en breve por los colegios de la provincia. De hecho, ya se han dado los primeros pasos en este sentido a través del Museo Didáctico de Ciencias y de la Escola de Frikis de la UMH para lanzar el proyecto en la Vega Baja. Uno de los problemas que se ha encontrado la firma es el de la falta de material informático y de redes de internet en estos colegios.
Este acercamiento a la inteligencia artificial permitirá que los escolares convivan de primera mano con conceptos como la programación, la visión artificial o el lenguaje natural, así como con la gestión de robots, el uso de algoritmos o aspectos básicos de la seguridad y la encriptación. El proyecto surgido desde Elche cuenta con el aval del sello de calidad de la Unión Europea y está ideado, en principio, para alumnos de Primaria, de entre 6 y 12 años, aunque desde los centros educativos le han pedido a la empresa del Parque Científico de la UMH que extienda el programa para niños más pequeños aún, de entre 3 y 6 años, según el CEO de Aisoy Robotics, José Manuel del Río. «Cuando hemos llevado los robots a clases de Infantil, lo primero que nos ha llamado la atención es que las niñas están más predispuestas a realizar acciones que les pongan contentos y, los niños, a enfadarlos», asegura Del Río.
En los últimos años, la firma radicada en el Parque Científico ha trabajado en el desarrollo de una programación más completa de la inteligencia artificial de sus robots, unos androides que ya han participado en distintos proyectos pedagógicos, como obras de teatro, en los que han mostrado sus sentimientos. Ahora se ha creado una línea de comportamiento más autónoma, tras incluir en su sistema una pirámide de Maslow que permite detectar la propia inteligencia de los niños u ofrecer parámetros adecuados para su desarrollo a través de diferentes tipos de información, que van desde la estructura de los objetivos vitales hasta su propia experiencia o su estado emocional.
Los robots nacidos en Elche forman parte de proyectos educativos en distintas latitudes -Dubái, Francia, Holanda, Noruega o Estados Unidos- y el objetivo de sus creadores es que su margen de acción pueda abarcar diferentes campos, como los del autismo o la tercera edad, más allá de la apuesta piloto por la inteligencia artificial que arranca este mes.
