Un museo finlandés que trabaja la historia social y laboral del país, un museo geológico en Suecia que está bajo una mina y que ha sido recuperado por la población local, un museo portugués que utiliza el vestuario como excusa para relacionarse con su entorno y el Museo Escolar de Pusol, que salvaguarda la cultura tradicional del Camp d'Elx a través de la transmisión intergeneracional. Estos cuatro centros culturales del norte y el sur de Europa forman, de momento, la red de trabajo SoMus, un proyecto del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, financiado con fondos europeos, que se dedica al estudio y la colaboración entre espacios museísticos que fomentan la retroalimentación con la sociedad de su entorno.
Al frente del proyecto se encuentra la investigadora española Lorena Sancho, que está semana está trabajando sobre el terreno en Pusol. La profesora universitaria volverá a territorio ilicitano en los meses de abril y mayo y continuará con el desarrollo de la iniciativa, al menos, hasta final de año. «Estudiamos un tipo de museología social a pequeña escala, muy local, cercana a las personas, a sus necesidades y sus sueños, y en ese contexto encaja Pusol con el resto de los recintos culturales de la red SoMus», explica Lorena Sancho.
Desde el museo ilicitano han recibido con gran entusiasmo formar parte de la red que está tejiendo una de las universidades con más arraigo en el país luso. Sus responsables se lo toman como una «magnífica oportunidad para repensar el museo y analizar su relación con la población del campo». «Existe una reciprocidad entre la gente que colabora con nosotros y el museo y la red SoMus nos ofrece la oportunidad de diagnosticar el momento actual por el que estamos atravesando y nuestra génesis», añade el director de la Fundación, Rafael Martínez.
La red que se ha establecido pretende servir como eje dinamizador para la colaboración entre estos cuatro museos, por lo que el proyecto de Pusol tendrá un contacto directo con sus homólogos en Finlandia, Suecia y Portugal. Representar las tendencias de las culturas nórdicas y mediterráneas, el uso de conceptos y prácticas innovadoras, su integración en el desarrollo de la sociedad local o su ubicación específica dentro de contextos culturales y naturales son algunas de las características en común que reúnen los cuatro espacios culturales y que les han aupado para ser seleccionados y formar parte de este proyecto de carácter comunitario.
Las buenas prácticas que han puesto en marcha estos museos les han permitido crear un modelo de gestión participativa a lo largo de los años, uno de los aspectos en los que se ha fijado la Universidad de Coimbra para que formen parte de esta iniciativa desde el inicio. El siguiente paso llegará con una mayor interacción entre los centros.
