La conciliación laboral es una de las características que, en los últimos años, más se valora a la hora de buscar un empleo. Un horario flexible para poder compatibilizar el cuidado de los hijos e hija u otros familiares, reducciones de jornada y otros incentivos son la apuesta que se persigue para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres, y que esas cargas familiares se distribuyan a partes iguales. De hecho, no solo las mujeres la reclaman, sino que cada vez son más los hombres los que exigen tener tiempo para el cuidado y disfrute de sus familias.

Así se ha puesto de manifiesto en las jornadas organizadas ayer en el Centro de Congresos por la Casa de la Dona de Elche sobre buenas prácticas empresariales para facilitar esa conciliación. Una de las invitadas fue la autora del proyecto #Mamiconcilia, Usue Madinaveitia, quien tras su embarazo se topó de lleno con la invitación de su empresa a abandonar su puesto. En ese momento comenzó a preguntarse cómo hacían las grandes ejecutivas para compaginar su intensa labor profesional y, con la curiosidad propia de una periodista, decidió preguntárselo a ellas . De esos testimonios nació su libro. Lo que no esperaba es que, entonces, ellos, los directivos, también quisieron contar las dificultades a las que se encontraban a la hora de conciliar, dando lugar al proyecto #papiconcilia, que puso sobre la mesa que la conciliación laboral no entiende de sexos, y que también los hombres necesitan pasar más tiempo con sus familias.

En este sentido, las jornadas han contado con el testimonio de empresarias que han llevada esa igualdad, en todos los sentidos, a sus mercantiles. En este sentido, Esperanza Navarro, directora de recursos humanos de Gioseppo, donde se impulsó hace más de diez años el plan de igualdad que incluía medidas de conciliación. «Hoy en día ¿Qué empresa se puede permitir no tenerlo? Necesitamos talento, y el talento está disperso, repartido entre hombre y mujeres, jóvenes, no tan jóvenes... Y lo que intentamos es fomentar una cultura de la igualdad», aseguró. En el mismo sentido se manifestó Mar Casanova, administradora de SICA. Su empresa comenzó a implementar medidas de conciliación a petición del equipo. «Yo era la única madre en la empresa, y pensé, ¿cómo no se me ha ocurrido a mí?. Así que empezamos a flexibilizar el horario. Que cada uno se distribuyera el horario en función de las necesidades. Hemos ido implementando cosas, pero no tenemos un plan, ha sido de forma natural. Se trata de aplicar el sentido común, cubrirnos entre compañeros, y ayudarnos para cubrir todas nuestras necesidades. Al final es beneficio para la empresa. Los empleados trabajan a gusto, más, mejor y se implican en la empresa», por lo que los beneficios no son solo para los empleados, concluye.