Blindaje total contra nuevas construcciones dentro de los huertos históricos. Ni hoteles ni obras nuevas, únicamente reformas. Esto es lo que trasladaron ayer casi de forma unánime colectivos defensores del Palmeral al tripartito en una mesa de trabajo para configurar el primer plan de uso y gestión del Patrimonio de la Humanidad. Un documento hasta ahora inexistente, que después de 17 años de la declaración de la Unesco ha empezado a diseñar el Ejecutivo local con la participación de asociaciones y expertos, y con la intención de tenerlo redactado antes de que acabe este mandato.

Los usos urbanísticos de los huertos históricos centraron el debate de ayer, donde hubo muchos colectivos, como Volem Palmerar, la Asociación de Amigos de los Humedales del Sur de Alicante y Àgora, que pusieron sobre la mesa del Ayuntamiento la necesidad de ajustar bien la Ley del Palmeral, ya redactada por el equipo de gobierno, y a la espera de su aprobación final en las Cortes Valencianas.

Y es que esta normativa contempla la posibilidad, en el área protegida por la Unesco, de convertir viviendas ya construidas en hoteles. Algo que no gusta a los colectivos por el temor a que ese tipo de actividad pueda dar pie a obra nueva, como piscinas. De ahí que el principal reclamo sea dejar bien atada la ley para garantizar un blindaje total y controlar en todo momento lo que ocurre en los huertos históricos.

Igual de cautelosos se mostraron con la posibilidad de construir espacios culturales desde cero en huertos históricos. Muchas de las asociaciones locales pusieron el acento en rehabilitar casas tradicionales ya existentes, en lugar de permitir nueva edificabilidad, aunque tan solo vaya a tratarse de casos excepcionales, como recoge la ley.

Sobre todo, los agentes sociales pusieron el foco en potenciar los usos agrícolas en los huertos históricos para regenerar el Palmeral y combatir el abandono que sufren muchas parcelas, tanto en el casco urbano, como en la zona del campo, donde muchos acaban reduciéndose a bancales con palmeras. Algo en lo que precisamente hizo especial hincapié la Comunidad de Labradores, que advierten de que muchos cultivadores han dejado de cuidar sus huertos. En este sentido, desde Margalló no solo pusieron el acento ayer en recuperar la actividad agrícola, sino en hacer una base de datos documental de cada huerto, de acequias y de palmeras, y dejar bien claros los usos que se van a permitir y se van a restringir.

El director del Parque Natural de El Hondo, Vicent Sansano, también abogó por la necesidad de regenerar los huertos y de eliminar el uso del glifosato para acabar con las «malas hierbas». Àgora también urgió comenzar desde ya con rutas guiadas y didácticas para difundir el Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, más allá del blindaje urbanístico y la recuperación de la actividad agrícola, los colectivos defensores del Palmeral, así como particulares, entre ellos palmereros municipales, alertaron de la situación delicada que atraviesa el Patrimonio de la Humanidad por la mala calidad del agua.

La degradación de los ejemplares por el alto nivel de salinidad de los recursos hídricos, que llegan de la Acequia Mayor del Pantano, es una realidad que han detectado el Ayuntamiento y también los colectivos sociales. De hecho, los palmereros advirtieron de la necesidad de atajar primero este problema, al igual que la falta de mantenimiento, antes de pensar en usos futuros para el Palmeral.

Ante ello, desde el tripartito, el edil de Medio Ambiente, Antonio García, aseguró que las negociaciones con la Acequia Mayor del Pantano para conducir agua regenerada de la depuradora de Algorós a los huertos está en la recta final, aunque sin precisar todavía los plazos de la puesta en marcha de esta medida. Ahora, la siguiente cita con los agentes sociales será para abordar los usos culturales del Palmeral y la intención municipal es tener un borrador del plan a final de año o principios de 2019.