Solo acceso bajo control y de manera excepcional. La nueva Corredora, que desde finales de este año transformará el centro de Elche y obligará a cambiar los hábitos de circulación para cruzar de punta a punta la ciudad, permitirá el paso de vehículos, pero únicamente en casos puntuales. Solo residentes y transporte de emergencias. Ni autobuses urbanos, ni taxis, ni particulares. El céntrico vial quedará blindado de coches de forma permanente.

Cámaras de videovigilancia y lectores ópticos especiales regularán el paso a una arteria por la que a diario pasan una media de 5.000 vehículos y, que a partir de las fiestas de agosto, se empezará a convertir en una zona exclusivamente peatonal, con el objetivo de acabar el año con la obra lista.

Pero, ¿cómo quedarán los itinerarios a partir de entonces? El tráfico rodado tendrá que desviarse casi de la misma manera que todos los sábados, cuando se cierra durante doce horas la calle, como anticipo de la peatonalización. Será casi similar, pero no igual porque habrá algún que otro cambio de sentido.

Y es que, el Ayuntamiento ha decidido ofrecer como alternativa a la Corredora la calle Alfonso XII y calle Ángel para absorber el grueso de la circulación que cruce el puente de Canalejas. Tanto es así, que en estos dos viales se preparará el terreno para el paso del transporte público. En primer lugar, al principio de Alfonso XII, habrá una parada de autobús, similar a la que ahora hay en la Plaça de Baix, por lo que será necesario hacer obras para recortar un buen espacio de la acera.

Será en esta calle donde la fila de aparcamientos desaparezca para habilitar un sentido de circulación exclusivo para el bus. Ambos carriles seguirán en línea recta hacia la calle Juan Ramón Jiménez, que acabará teniendo sentido único. Será en esta arteria, donde haya también otra parada para el transporte público. De esta manera, para seguir cruzando el centro de la ciudad, los vehículos tendrán que dirigirse por la calle Ángel, donde, de momento, no está prevista la supresión de los aparcamientos. No obstante, lo que sí que está ya proyectado es el refuerzo de la señalización en los pasos de peatones y otra parada para los autobuses.

Así las cosas, la calle Porta de Oriola cambiará de dirección y quedará en sentido oeste, de manera que la rotonda de Cantó también será remodelada y transformada en una especie de lágrima para canalizar esa nueva composición del tráfico.

Así será el nuevo mapa de ciudad que ha desvelado el tripartito esta semana, aparejado al proyecto de peatonalización de la Plaça de Baix y de la Corredora, y que empezará a gestarse después de esta Semana Santa, cuando empezarán las obras en Alfonso XII. Todo ello, tras analizar el tráfico actual en el enclave, a través de un estudio de movilidad específico, realizado sobre la circulación actual y al margen de lo que pueda ocurrir con el Mercado Central, que, de seguir en adelante el proyecto con el aparcamiento subterráneo, el centro estaría sujeto a nuevos cambios para la circulación. Sea como sea, otra de las conclusiones que ha arrojado el estudio es que la calle Alfonso XII, con dos carriles en sentido sur, será más que suficiente para absorber una demanda de unos 3.000 vehículos diarios, ya que estiman que la circulación de vehículos privados se reduzca, una vez se haga efectiva la peatonalización.

Asimismo, con ese análisis, el Ayuntamiento ha detectado que el paso de coches por el puente de Canalejas cae un 40% los sábados, cuando se cierra la Corredora, respecto a los domingos. En esta línea, los giros a la derecha, a la calle Alfonso XII aumentan el sábado por el cierre del céntrico eje, pero son menores que los que siguen hacia delante por la Corredora un día normal, tal y como apuntó la edil de Movilidad, Esther Díez.

El proyecto

La Plaça de Baix pasará a estar adoquinada con mármol colocados al estilo portugués y con motivos que recuerdan a las cerámicas del arte íbero. Cualquier obstáculo será eliminado de este enclave para liberar el espacio y fomentar la organización de eventos. Solo se mantendrán los árboles y se colocarán bancos de quita y pon, además de nuevas farolas. Su pavimento será reutilizado para la Corredora, en concreto para la calzada, ya que las aceras se mantendrán.

En uno de los lados del tramo nuevo de calle se creará un canal de escorrentía para canalizar el agua de lluvia. La iluminación saldrá del propio pavimento, desde algunas de las piezas, que se sustituirán por luminarias. La posición de las luces será aleatoria y se verá reforzada en intersecciones con otras calles y a la altura de la Glorieta.