El momento del recreo en la etapa escolar es clave para el desarrollo pedagógico del menor. Así al menos coinciden todas las partes de la comunidad educativa, que apuntan que gestionando mejor los espacios del patio podría reducirse un 43% la conflictividad entre el alumnado.

En los últimos años, los centros de Primaria han potenciado en sus metodologías varios proyectos pedagógicos que mejoran la convivencia y favorecen la diversidad.

Según un sondeo elaborado por este diario, el 59% de los centros de Educación Infantil y Primaria (CEIP) públicos de Elche, han incorporado algún programa que favorece la inclusión de la totalidad del alumnado en el patio. Sin embargo, el 30% de los colegios lo tiene en fase de elaboración para presentarlo al Plan de Actuación para la Mejora, programa implantado en 2016 por la Consellería de Educación, con el fin de compensar desigualdades donde cada centro diseña intervenciones educativas que mejor se adaptan a las necesidades del alumnado. Así, estas propuestas implican cambios físicos con la incorporación de juegos alternativos o refuerzan los valores de los alumnos, con programas como el de apadrinamiento, donde los más adultos median con aquellos de niveles inferiores.

Aunque las líneas de trabajo van encaminadas a reforzar el concepto de patios igualitarios, que promuevan la convivencia y que sean dinámicos, desde el Servicio para la Formación del Profesorado de la Comunidad Valenciana (CEFIRE) apuntan que no hay diseñada una línea de cursos específica sobre patios inclusivos, aunque en los próximos meses presentarán unas jornadas debido a la demanda del profesorado ilicitano. Por el momento, se presta asesoramiento y las cooperativas de enseñanza valencianas proponen la elaboración de monográficos focalizados en esta temática.

En este sentido, «hay un marco general en proceso de cambio hacia el modelo inclusivo, en este y otros espacios como los pasillos, pero los seminarios de trabajo de cada centro terminan siendo más eficaces que los cursos», explica Mabel Villaescusa, directora del CEFIRE de Educación Inclusiva. En la actualidad, el 80% de los centros de Educación Infantil y Primaria de la ciudad han incorporado al recreo juegos tradicionales pintados en el suelo como el tello o la rayuela, y en un 26% de los casos, incluyen actividades organizadas como campeonatos de juegos de mesa, biblioteca móvil o circuitos para trabajar la psicomotricidad, con troncos o con rocódromos.Treinta minutos

Aún así, durante los treinta minutos de ocio, el espacio predominante en el patio siguen siendo las pistas deportivas, donde el fútbol o el baloncesto son las actividades más comunes, aunque en la mayoría de centros establecen turnos por niveles para jugar. Sin embargo, el 18% de los colegios ha restringido el fútbol en los últimos tres años para apostar por otras modalidades más abiertas como el colpbol. «Era fuente de conflictos y entraban alterados a clase, así que ahora usan la pelota con juegos dirigidos, y hemos instalado pizarras para que dibujen, además de material con ruedas y cartones» apunta Juan Carlos Jiménez, director del CEIP Ausiàs March.

En esta línea, algunos centros han propuesto el día sin pelota para prevenir la exclusión, «porque muchos niños tienen necesidades diferentes, todo no se puede centrar en correr y practicar fútbol» asiente Mari Ángeles Valiente, directora del CEIP Victor Pradera. Durante 2017, una red de más de doscientos docentes de la provincia de Alicante diseñaron «Tardes Pedagógicas», con el fin de renovar el modelo educativo actual de la etapa infantil a la universitaria. Por el momento, están elaborando una memoria que justifique el proyecto pedagógico, acorde a la normativa aplicable, para que puedan ser reconocidos por la Administración.

Esta asociación quiere apostar por las humanidades más allá de los libros, donde el espacio del patio sea armónico, estético y equilibrado. Por lo tanto siguen la pedagogía de corrientes como la de Montessori, para «facilitar la reflexión del menor, trayendo lo que desde hace años incorpora Francia, Bélgica u Holanda con alternativas como los huertos urbanos o juegos que potencien la psicomotricidad», indica Miguel Ángel Herrero, profesor del CEIP Clara Campoamor y coordinador de la comisión de patios activos de esta comunidad docente, donde hay otros tres centros ilicitanos.

Sin embargo, la implicación de las familias con el profesorado es esencial para dinamizar estos espacios y que la iniciativa salga de las cuatro paredes de cada centro, aunque al final «hay que cambiar el mensaje en todos los ámbitos,ya que la escuela debe ser el espacio donde evitar los defectos que tiene la sociedad, desde el punto de vista del respeto», apunta Ramón López Cabrera, presidente de la Federación provincial de Asociaciones de Padres Gabriel Miró.