«Me desperté con las primeras contracciones a las siete de la mañana. Llamé a mi marido, y fui a ducharme mientras llegaba del trabajo para ir al hospital. No me dio tiempo». Así recordaba ayer Vasílica el alumbramiento de su hijo, que se produjo en apenas 55 minutos, desde que se despertó hasta que dio a luz. Álvaro, que así se llama el pequeño, se adelantó unos días, ya que sus padres lo esperaban para finales de esta semana, y, al parecer, tenía prisa por salir. «Sabía que algo iba mal porque tuve las contracciones muy seguidas y tenía un fuerte dolor», cuenta su madre. De hecho, cuando salió de la ducha y su marido trató de ayudarla a vestirse, se dio cuenta de que no llegaban al hospital. Fue su marido quien le ayudó en el parto, sobre todo a que no se pusiera nerviosa, antes de que llegaran los agentes de la Policía Local, que fueron quienes cortaron el cordón umbilical antes de que llegara el SAMU que la trasladó al Hospital del Vinalopó, donde comprobaron que no existía ninguna complicación. Se trata del segundo hijo de la mujer, por lo que Álvaro se incorporará a la familia junto a su hermano, de tres años.

Su primer parto también fue relativamente rápido, pero lo que en su día fueron unas pocas horas ayer se convirtieron en minutos. Fueron las primeras contracciones las que la despertaron a primera hora, y su frecuencia fue aumentando hasta que no tuvo más remedio que dar a luz en casa.

Sus familiares y amigos no salían ayer de su asombro. «Me dicen que he sido muy valiente, pero no creo que sea cuestión de valentía. Ha venido así y punto. No ha habido más remedio», recordaba ayer desde su habitación del Hospital del Vinalopó, donde se recupera tras este acelerado alumbramiento.