La segunda sesión del juicio contra el acusado de asesinar y violar a su mujer, Yolanda Aniorte, en Orihuela con una mancuerna comenzó como la primera: con el acusado expulsado de la sala por mostrar una actitud violenta y altiva con el tribunal. Durante la jornada de ayer, en la que el jurado popular escuchó la declaración de los testigos del caso, entre los que se encontraban tanto familiares de la víctima como del acusado. La madre de Yolanda, Maruja Cuenca, conocida como la «abuela coraje» de Orihuela, contó al tribunal que nunca había visto muestra de problemas en la pareja, pese a que, al residir cerca de su domicilio, pasaban mucho tiempo en su casa, sobre todo en verano, ya que la madre de la víctima vivía en una zona con piscina.

Sin embargo, una vez cometido el asesinato, la madre de la víctima se enteró de que la relación idílica que mostraba de puertas para afuera del domicilio conyugal poco tenía que ver con la realidad. La víctima sí le había contado a una hermana que había pensado en dejarlo porque las discusiones y peleas eran continuas, así como el trato vejatorio. De hecho, la pareja había vuelto hacía unos meses después de estar separados durante un tiempo, tal y como aseguró la madre. Lo sí que nadie podía imaginar era el fatal desenlace.

En la sesión de ayer también subió al estrado la hermana del presunto asesino. Fue ella la que dio aviso a los servicios de Emergencias tras la confesión de su hermano, aunque se negó a declarar acogiéndose al derecho que permite ir en contra de un familiar directo. Quien no tuvo ese derecho fue su marido, cuñado del acusado, quien relató al juez la llamada que se produjo días después del suceso, cuando se pusieron en contacto con el acusado para ver cuándo recogería a su hija, que había pasado con sus tíos el fin de semana.

Al notar que algo raro pasaba, su hermana y su cuñado dijeron que irían a Orihuela, donde vivía la pareja, a lo que el detenido, según declaró su cuñado, contestó que no fueran porque «no os va a gustar lo que os vais a encontrar»: el cadáver de la víctima en la cama, con once golpes con la mancuerna, y fallecida.

Durante la mañana también declaró la expareja de la fallecida y padre del otro hijo de la mujer. Durante la primera sesión del juicio, el acusado negó la agresión sexual y dijo que el hecho de que le penetrara con la misma mancuerna con la que la mató fue fruto de una relación consentida, fruto de los juegos sexuales habituales de la pareja. Así, las diferentes partes personadas en la acusación le preguntaron por su relación anterior para desmentir, como aseguró el acusado, que la víctima pidiera habitualmente este tipo de relaciones.

El juicio continuará hoy, cuando declararán peritos judiciales y forenses, para esclarecer las circunstancias del crimen. La defensa sigue amparándose en que el asesinato pudo responder a un trastorno de la personalidad fruto del consumo de drogas.