Fueron muy activos entre 1990 y 1995, hasta convertirse en uno de los grupos más importantes de la efervescente escena musical ilicitana de la década de los noventa. Éxitos en certámenes y la publicación de un par de sencillos les otorgaron un nombre propio. Cuando más cerca tenían su sueño de grabar un disco completo que les permitiera dar el salto al panorama nacional, todo se fue al traste de forma repentina. Aquel duro mazazo acabó con la época más dinámica de La Reserva, lo que no ha impedido que el conjunto de rock siguiera ofreciendo conciertos de forma esporádica. Ahora, 23 años después de aquello, han decidido volver a las andadas.
La Reserva regresa con ganas de hacer mucho ruido y de saldar viejas cuentas con el pasado. En 1995 se quedaron a las puertas de grabar su disco, la meta de toda una carrera, y ahora, que la tecnología también pone de su parte, han decidido no privarse de su objetivo. Estos días están dando los últimos retoques a la grabación de un álbum de nombre homónimo y, tras los ajustes de producción, en marzo está previsto que el trabajo salga a la luz. El momento cumbre de esta apuesta musical llegará el próximo 12 de mayo, cuando la sala cultural La Llotja acogerá el concierto de presentación del nuevo disco, en una cita que reunirá a todos los nostálgicos de la escena ilicitana noventera.
El grupo llegó a tener cierta relevancia en sus años de mayor actividad, hasta el punto de que ejerció de telonero de artistas como Loquillo o Rosendo o de formaciones como M-Clan, con los que mantienen una gran relación desde hace años. La unión con el conjunto murciano es tan grande que su líder, Carlos Tarque, ha grabado con La Reserva uno de los catorce temas del disco que presentarán en mayo, un trabajo que se distribuye de la siguiente manera: diez de las canciones clásicas del grupo, dos grabaciones de la formación original, a modo de toque nostálgico, una remasterización del tema con el conjunto participó en el Festival de Benidorm y una composición inédita.
El certamen de la capital turística de la Costa Blanca fue uno de los hitos de La Reserva en el primer lustro de los noventa. Los ilicitanos consiguieron acabar en quinta posición dentro de un festival al que se presentaron ochocientos grupos. Anteriormente, habían sido capaces de ganar el concurso Circuit Rock, que organizaba el Institut Valencià de la Joventut. Aquella victoria les permitió grabar el primero de los dos sencillos que publicaron.
«En aquellos años, grabar un disco costaba un dineral. Si no tenías un mecenas que apostara decididamente por ti, no podías hacer nada. Hoy en día ha cambiado todo mucho. Con un ordenador y un par de micrófonos, te puedes editar tu propio álbum. Con 500 euros lo puedes hacer». Esta reflexión es de Toni Torres, guitarrista de La Reserva, miembro de su formación original y uno de los encargados de llevar la voz cantante del grupo en estos momentos. Junto a Torres, están grabando el disco otros cuatro músicos que iniciaron el proyecto: Ramón Esclapez (cantante), Pedro Ibáñez (guitarra), Antonio Osorio (armónica) y Jaime Corral (teclados). Con ellos han colaborado en la grabación del disco Emilio Aragón y Ricardo Pastor.
Dos grupos dieron paso a La Reserva: Forajidos y Geisha. Ambas formaciones convergieron en un nuevo conjunto. «Estuvimos cerca de sonar en Los 40 Principales», recuerda Torres. En 1995 la formación recibió dos ofertas, una de una compañía barcelonesa y otra de la ilicitana ATI Récords. Se decantaron por la firma local, que ya trabajaba con otros grupos de la escena de Elche como Noviembre o Drama, y aquello fue el principio de su fin. «Nos ofrecieron un contrato para publicar tres discos en cinco años. Nos enseñaron las instalaciones y firmamos el acuerdo, pero el disco no llegaba. Se reunieron con nosotros, nos dijeron que habían quebrado y nos dieron la carta de libertad. Era el sueño de toda una vida y, cuando lo teníamos cerca, se nos escapó de las manos», señala Torres con amargura. Ahora, 23 años después de aquella desilusión, llega el disco de La Reserva.
