El nuevo vallado que protege el edificio de El Progreso ya ha empezado a dar de que hablar. Vecinos y conductores que han circulado estos días por la plaza de la Constitución, después de que el Ayuntamiento restableciera el tráfico el sábado, e incluso el PP, han alertado este fin de semana del riesgo de accidentes en la zona por la falta de señalización e iluminación. Frente a ello, el Ayuntamiento reforzó ayer por la tarde los balizamientos luminosos en el entorno del inmueble centenario. Y es que, aunque la intención inicial era abrir ayer lunes la calle, tras finalizar el apuntalamiento, la empresa consiguió adelantarse a los plazos, pero la señalización completa se quedó pendiente de instalar hasta ayer, según alegó el tripartito.

Desde hace tres días, los vehículos y el transporte público circulan junto a cuatro grandes bloques de hormigón, que sujetan el inmueble, después de que el tripartito decidiera cambiar el apuntalamiento para restablecer el tráfico, cerrado durante más de tres semanas. Algo que generó críticas entre algunos sectores. De hecho, desde el PP reprocharon ayer por la mañana, además de la falta de señalización, la «mala imagen» que genera el inmueble en ruinas y el temor a que la resolución de la Conselleria se haga eterna. También las comparaciones con el Mercado Central o el hotel de Arenales volvieron a colarse en el discurso de los populares, que arremetieron contra el Ejecutivo local y la Generalitat tras darse a conocer la intención de los propietarios de la antigua sala de venta de agua de reclamar indemnizaciones por daños y perjuicios, y de recurrir el coste de 35.000 euros por cambiar el apuntalamiento. Tras la paralización del derribo del edificio, dictada por el Consell el 12 de enero, el Ayuntamiento decidió modificar las vigas de posición para desbloquear la céntrica arteria hasta que haya una resolución del Gobierno valenciano sobre la conservación o demolición del inmueble.