Si la Bienal de Venecia es la exposición internacional de arte contemporáneo más prestigiosa del mundo, The Wrong New Digital Art Biennale aspira a tener la misma importancia dentro del incipiente universo del arte digital. Este ambicioso proyecto, que desde noviembre está celebrando su tercera edición, surgió en 2013 en Maitino, pedanía desde la que desarrolla su creatividad el promotor ilicitano David Quiles Guilló. Su apuesta no ha dejado de crecer desde que la puso en marcha y este año ha conseguido dar cobijo a más de 1.600 artistas, que muestran lo mejor de su arte digital a través de 1.600 pabellones virtuales y 36 embajadas internacionales.

La tercera edición de The Wrong busca ser una foto fija de la escena digital, sin toparse con ningún tipo de frontera, ya sea física o geográfica. Así, al menos, lo explica Quiles (Elche, 1973), quien se dio a conocer en los años 90 a través de una alternativa propuesta editorial: la revista multimedia ROJO. Las cifras reflejan la buena salud de su proyecto, que este año cuenta con más de 7.000 obras de diferentes artistas de todo pelaje, desde los consagrados hasta los que están dando sus primeros pasos en el arte digital. Las 7.000 obras de la bienal, de la que se ocupan 112 comisarios, suponen una cantidad mayor que las de las dos ediciones anteriores juntas.

Mundos virtuales, entornos 3D, manipulaciones fotográficas, poesía digital o pintura dinámica tienen cabida en The Wrong. Los artistas pueden mostrar en este espacio sus obras sin interferencias, en lo que supone un canal alternativo al comercio tradicional. «Internet es algo que nos parece muy grande e inabarcable, pero este proyecto es concreto. Tenemos muy claro qué es lo que queremos mostrar y cómo hacerlo», explica Quiles. Las interfaces artísticas que ahora recoge el ilicitano proponen nuevas formas de transmitir arte, cultura y conocimiento.

Esta bienal de la equivocación o lo incorrecto (traducción del inglés del término wrong) dio sus primeros pasos cuando el arte digital era todavía algo incipiente y alejado de los grandes canales de difusión. Tanto el proyecto como el arte digital han ido creciendo de la mano, hasta convertirse el primero en el gran expositor del segundo. Seis años después del inicio, y gracias a la evolución tecnológica, la muestra aspira a tener ahora más de doce millones de visitantes virtuales.

De los ordenadores e internet, la bienal da el salto a los espacios físicos a través de sus 36 embajadas internacionales, mucho más similares al concepto tradicional de exposición artística. Estas embajadas siguen los criterios de sus comisarios en cuanto a la selección de obras y sirven de gran muestrario de las principales creaciones digitales contemporáneas. La propuesta que ofrecen es de lo más variopinta, gracias a que en este campo no existen las limitaciones físicas y el terreno a explorar es mucho más amplio.

Las cifras que arroja son uno de los mejores baremos para comprobar el crecimiento que está experimentando el proyecto de Quiles. Este año, The Wrong ha recibido el trabajo de más de 1.600 artistas digitales, por los 500 creadores que participaron en la primera cita, la correspondiente al periodo 2013-2014. Los datos demuestran que se ha triplicado el número de obras recibidas, misma proporción en la que han crecido las embajadas digitales, que han pasado de las doce de la primera edición a las 36 de la actual cita.

Contando el número de espectadores que acceden a los pabellones digitales de The Wrong a lo largo de todo el planeta, su relevancia es similar a la de la Bienal de Venecia, por lo que las ambiciones de su promotor no deben tomarse a la ligera. «La ventaja que ofrecemos nosotros es que los interesados en ver arte no tienen que coger un avión, pagar una habitación de hotel y hacer largas colas frente a las galerías», explica Quiles.

Mientras su proyecto crece a gran velocidad a través de la red, el ilicitano trabaja con calma en su residencia artística, entre las palmeras y los olivos de Maitino. Quiles sigue dándole vueltas a su cabeza para desarrollar nuevos proyectos artísticos que tengan impacto internacional, lo mismo que ha estado haciendo durante los últimos quince años.