Un caos a primera hora de la mañana y una zona sin rastro de vida en cuanto anochece. Este es el panorama que describen los comerciantes de las calles Almórida y Puente Ortices y el entorno de la plaza de la Constitución. La culpa de que se haya llegado a esta situación en el centro de Elche, alegan, la tiene el corte del tráfico rodado en esta zona de la ciudad después de que se paralizara, por orden de la Conselleria de Cultura, la demolición del edificio de El Progreso.

El apuntalamiento del inmueble en mitad de la noche del pasado 12 de enero obligó a cortar la circulación de vehículos en este eje clave del centro de Elche. Desde entonces han pasado once días y los comerciantes de la zona, al igual que los residentes, están hartos de una situación que ha alterado sus rutinas diarias y que está afectando al rendimiento económico de sus negocios, según denuncian. Ante este escenario, han puesto en marcha una recogida de firmas que, en breve, trasladarán al Ayuntamiento.

«El primer sábado (13 de enero) no vino nadie a comprar. Pensábamos que sería algo puntual, pero durante la pasada semana se repitió la situación. Como sigamos así, nos van a despedir a todos a final de mes», lamentaba ayer la dependienta de una frutería de la calle Almórida mientras comentaba la situación con su compañera de trabajo y la única clienta que había en ese momento en el establecimiento.

Las trabajadoras de la frutería, al igual que las de la farmacia de la misma calle, explican que, durante los últimos días, la rutina ha sido muy similar. Por las mañanas, se genera una gran confusión producida por el corte del tráfico a la hora punta en la que los ilicitanos abandonan su domicilio para trabajar o llevar a sus hijos a los colegios. Está situación de incertidumbre se repite cuando llegan los camiones de los proveedores a repartir los productos a las tiendas. «Ahora no pueden pasar por la calle y tenemos que ir a buscarlos fuera», lamentaba una dependienta que también afirmaba que «muchos clientes encargan sus pedidos por teléfono y los recogen en la puerta de las tiendas sin bajar del coche. De momento, nos hemos quedado sin esos clientes».

En cambio, cuando empieza a anochecer, apenas se ve gente transitando por estas calles, según el testimonio de que lo que trabajan allí. «Ni siquiera hemos tenido gente los sábados, cuando esta es una zona por la que pasan muchos jóvenes», añadía otra de las empleadas. Por este motivo, los establecimientos llevan recogiendo firmas desde finales de la semana pasada, y han puesto carteles plasmando sus demandas. Una de las impulsoras de esta iniciativa es la estanquera María José del Castillo, quien asegura que ya ha mantenido una primera toma de contacto sobre este asunto con el alcalde, Carlos González.

El propio regidor, después de que el Ayuntamiento emitiera el pasado viernes una orden de ejecución para que los propietarios de El Progreso modifiquen el apuntalamiento exterior de la fachada del edificio, se refirió ayer al malestar entre los comerciantes y vecinos por el corte del tráfico. «Queremos que la estabilidad de la fachada sea compatible con el uso de la vía pública. Hemos pedido celeridad a la Conselleria en la valoración patrimonial del inmueble. Queremos normalizar con urgencia la circulación de vehículos y restablecer la actividad comercial en esta zona. Ya les trasladé a los comerciantes el viernes la voluntad municipal y esta semana mantendré un encuentro con ellos», aseguró ayer González.

Para tratar de restablecer la normalidad, el pasado viernes el Ayuntamiento emitió una orden de ejecución dirigida a los propietarios de El Progreso, en la que se les instó a modificar el apuntalamiento de urgencia de la fachada del inmueble que se hizo el 12 de enero y que tantos problemas está ocasionando.