El Clot de Galvany está de aniversario. Se cumplen trece años de la declaración como Paraje Natural municipal de este humedal situado entre los términos de Elche y Santa Pola. Para fomentar este símbolo de la biodiversidad se han organizado varias actividades especiales durante el mes como una gymkana familiar. A primera hora, ayer, decenas de familias se enfundaron el chándal, los prismáticos y la cámara e hicieron parada en el punto de atención al visitante a la entrada del Clot. Las fuertes rachas de viento amenazaban este plan de domingo, aunque finalmente casi doscientos usuarios participaron de esta actividad al aire libre.

La dinámica del juego dejaba cierto margen de libertad para los participantes, que con dos rutas distintas, una en sentido de las agujas del reloj y otra en sentido opuesto, podían recorrer el entorno con un itinerario marcado en el mapa con tres paradas clave. En la primera fase tenían que hacer un seguimiento de la fauna y flora desde uno de los tres observatorios. «Es un paraje que se está regenerando y hay que saber buscar las aves» decía Antonio Cano, padre que iba acompañado de toda la familia al completo y que intentaban descubrir especies como la malvasía cabeciblanca, en peligro de extinción. En este punto los más pequeños observaron con los telescopios las especies que tenían que identificar. La ruta continuaba hacia los puntos de control del ciclo hídrico desde donde analizaban bajo la supervisión de los monitores la temperatura del agua y la profundidad de las cinco charcas que componen el paraje con la ayuda de un sondímetro.

Por último, la ruta terminó en los viveros desde donde se producen plantas para recuperar la cubierta vegetal. Desde este punto identificaron las especies como el palmito, el lentisco o el espino negro que suelen replantarse durante los meses de noviembre. «Es interesante porque terminas conociendo el hábitat en el que viven las especies porque dejan señales como las ardillas, aunque no sean autóctonas» comentaba otra de las visitantes acompañada de su hijo de cuatro años.

«Hay observatorios del Clot que no se explotan demasiado porque el carrizo está muy alto e impide la visión, pero reconozco que este paraje está muy bien a pesar de toda la presión urbanística que hay alrededor», reconoce Josep Orts, un joven de Santa Pola que planta a menudo su telescopio para observar las especies de anátidas.

Este Paraje Natural cuenta con un entramado de saladares, montes, lomas, charcas y dunas que le dan la distinción de Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), ya que además de la biodiversidad que alberga también existe una riqueza paleontológica y geológica en una superficie de más de trescientas hectáreas, amenazadas por el crecimiento urbanístico, que ha ido proliferando en los últimos tiempos. Para promover el entorno, el 27 y 28 de enero se celebrarán visitas y charlas coloquio sobre ecologismo con motivo del Día Mundial de la Educación Ambiental.