Esta noche empieza en Elche la gira con la que celebra sus 40 años sobre los escenarios, ¿de qué manera la afronta?

Con toda la ilusión del mundo y con ganas de reencontrarme con gente que me ha ido siguiendo durante mi trayectoria. Son personas que llevan 40 años siguiéndome. Tocar en directo es lo que me mantiene en esta profesión, siento mucha alegría cada vez que me subo a un escenario. La gente paga una entrada para verme y no para de cantar desde el principio hasta que me meto en el camerino. No hay mayor reconocimiento que ese.

Para su concierto de esta noche está prevista la presencia de más de cien personas que han llegado de toda España para verle, ¿qué supone esto para usted?

Cada vez que hago una gira, se juntan muchas personas de los clubes de fans y me siguen a todos los lugares en los que canto. Eso es una maravilla. Más de uno ya se ha hecho amigo mío, les estoy muy agradecido. Son como una especie de peña de un club de fútbol que siguen a su equipo allí donde juega. Para muchos es la forma de vivir sus vacaciones.

Usted empezó muy joven en el mundo de la música...

Era tan joven que era un inconsciente. Sólo veía bultos, cabezas, cuando me subía al escenario. Con los años, comprendí las emociones que se viven en esos momentos. Soy de los artistas que deja pasar a la mayoría de la gente a su camerino para charlar un rato, hacernos fotos y firmar autógrafos. Escucharles y saber qué significa para ellos ver un concierto mío es algo que me pone los vellos de punta.

¿Cuál es el secreto?

No hay más secreto que trabajar, ser pesado y no conformarse con nada de lo que te digan las discográficas, porque hay mucho espabilado. Tienes que elegir tu camino y rodearte de la gente que te quiere y que va a luchar por tu carrera. Hay que ser persistente y no desfallecer nunca. Este es un mundo complicado y, si te ven flaquear, van a ir a por ti. En la música hay que trabajar y aprender todos los días. Luego, debes tener una dosis de suerte, eso de llegar en la hora adecuada.

¿A qué se refiere con lo de la suerte y la hora adecuada?

Nací en un momento en el que en España no había gente joven que se dirigiera a los jóvenes. Los cantantes y los grupos se dirigían a la gente mayor de 40 años. De repente, llegamos dos chicos de 15 y 17 años y, junto a Miguel Bosé y Tequila, revolucionamos el panorama musical en cuanto a las letras y las formas de vestir. Los cantantes de entonces parecían ejecutivos.

¿Hasta cuándo seguirá vinculado al mundo de la música?

Me gustaría morirme en el escenario. Duraré hasta que venga gente a verme. Cada día tengo más ilusión por la música, será porque sé que me queda poco tiempo. Disfruto mucho en el escenario y, gracias a Dios, puedo seguir en esta profesión. Me agarro a lo que sea para continuar en el escenario.

¿Cómo vive su carrera en solitario, fuera de Los Pecos?

Soy más yo, no tengo la limitación de estar al lado de nadie. Tomo las decisiones y canto lo que quiero. Como dúo, no podíamos salirnos de un margen. Canto muchas canciones de Los Pecos, la esencia es similar, pero me siento mucho más libre. Es otra etapa de mi vida. Cuando empecé a andar en solitario, en 2012, tenía miedo a las comparaciones. El público ha sido maravilloso conmigo y me ha quitado esos miedos de golpe.

¿Los jóvenes acuden a verle?

Sí, he llegado a ver hasta a tres generaciones de una familia cantando en un concierto. Eso me da fuerza porque demuestra que mis canciones siguen vigentes y se adecuan al presente. Las historias son las mismas antes que ahora. Lo único que han cambiado han sido los horarios. Antes volvíamos a casa a las diez de la noche y ahora los jóvenes salen a la una.

¿Qué consejo puede dar a los que empiezan en la música?

Que sean perseverantes en esto y que los sueños que tienen de publicar un disco o subirse al escenario, se cumplen. Hay que ser honrado y no vender humo.