De estar amontonadas en el depósito municipal de vehículos a tener una segunda oportunidad. El Ayuntamiento ha suscrito un convenio de colaboración con la asociación de antiguos alumnos Don Bosco para la cesión gratuita de las bicicletas que permanecen en el recinto de Carrús tras ser retiradas de la vía pública. Todo un empujón para que el proyecto «Bicis solidarias» que tiene en marcha el colegio Salesianos San José Artesano pueda llegar todavía a más gente.

Y es que con esta fórmula empleada por la empresa municipal Pimesa para comenzar a descongestionar el depósito, los alumnos de Formación Profesional de mantenimiento de vehículos tendrán a partir de ahora más material para rehabilitar las bicis y donarlas a los más vulnerables. El objetivo, según el coordinador de la iniciativa, Pedro Moreno, es que, cuando comiencen a llegar los velocípedos, previsiblemente en estado de deterioro por haber estado a la intemperie, los alumnos se pondrán manos a la obra para tratar de darles utilidad, aprovechando por lo menos las piezas para otras bicicletas.

Así, a lo largo del curso, los chavales adecentarán cada medio de transporte con trabajos de pintado, lijado, engrase, reparaciones, sustitución de piezas y acondicionamiento en general, tanto mecánico como estético. Todo ello forma parte de un proceso de aprendizaje de un oficio que culmina con la entrega de las bicicletas a las asociaciones. «Se trata de una educación en valores y de involucrar a los chavales de principio a fin», explica el profesor.

Una vez que el colegio reciba las bicicletas de Pimesa, los coordinadores de la iniciativa tendrán que decidir qué colectivos se podrán beneficiar de esta acción social con niños o chavales que nunca han tenido acceso a una bicicleta.

Hasta ahora, la iniciativa ha permitido entregar ya 200 bicis desde que hace cinco años comenzara a rodar este proyecto solidario. Las dos ruedas del colegio Salesianos han llegado ya hasta Aldeas Infantiles de Granada, Cruz Roja de Alicante, parroquias, Cáritas, además de numerosas casas de acogida y de emancipación de la provincia. Es más, han ido incluso más lejos, hasta Guinea Bissau, de la mano de la ONG ilicitana Kasumai.

Y es que, más allá del actual convenio suscrito con el Ayuntamiento recientemente, el centro educativo también recibe vehículos de particulares, incluso la ayuda de la Fundación Ros Aguilar para comprar piezas o la colaboración de negocios. De esta manera, cada semana, chavales de entre 14 y 17 años se emplean a fondo en unas prácticas especiales y muy diferentes a las demás, que se caracterizan por su alto contenido solidario. «Es una forma de que los alumnos no solo aprendan una profesión, sino también de que recapaciten, de que conozcan que fuera hay otras realidades muy difíciles», apunta el coordinador del proyecto solidario.