Una jornada marcada por el deporte y la solidaridad. Con estos dos ingredientes se celebró ayer la Rotary -Idem 10k, una carrera tradicional que ya va por su cuarta edición, en la que participaron más de 800 corredores con un fin solidario, ya que todos los fondos recaudados mediante la venta de dorsales van dirigidos a la Asociación Tamarit de personas con discapacidad psíquica límite y ligera, con el objetivo de fomentar proyectos de inserción socio laboral.

Como cada año, el punto de salida de la carrera fue la pista de atletismo Manolo Jaén, en el barrio de Altabix, que estuvo animada con globos y confetti. El principal itinerario de este tramo de 10 kilómetros fue la avenida de la Libertad, con ida y vuelta, ya que es un recorrido «muy llano, que gusta a los corredores y que se hace en un límite de 90 minutos», indicaban desde el Club Rotary Íllice, organizador del evento. De este modo, el ambiente que se respiraba era tranquilo y sin nervios, ya que la carrera no es clasificatoria. De este modo los clubes aprovecharon el recorrido para «entrenar de cara a la media maratón de Santa Pola», apuntaba Fina Maciá, una de las corredoras. Por otro lado también los había que volvían a correr para superar la marca personal, «después de seis meses de baja por lesión muscular» comentaba Isabel Sellés, otra de las participantes.

Finalmente, después de que se cortaran calles y se activara un despliegue de control por parte de Policia Local, movilidad urbana y efectivos del DYA, a la llegada al punto de meta los corredores disfrutaron de un almuerzo para reponer fuerzas y se entregaron los trofeos repartidos en cinco categorías.

Desde el Club Rotary Íllice valoran positivamente la buena acogida que siempre tiene este evento en la ciudad, aunque de cara as futuros años «propondremos a las nuevas directivas que se incluya una marcha popular de tres kilómetros paralela a la carrera para promover que familias participen y se vendan más dorsales» anunciaba Pedro Miralles, presidente de este club de empresarios.

Por otro lado, la asociación Tamarit ha sido la beneficiaria de los fondos recaudados con esta carrera, «porque tienen mucho valor en la sociedad y les cuesta conseguir subvenciones», señalaba Miralles.

Con los cerca de 7.000 euros que percibirá esta entidad sin ánimo de lucro esperan cubrir una quinta parte del presupuesto anual, que los ayudará a continuar «por un futuro sin límites», lema del proyecto que están desarrollando y que persigue la inclusión social y laboral de los usuarios, con programas de formación profesional y actividades relacionadas con las labores cotidianas como la jardinería o el viverismo «que los ayuden a alcanzar la autonomía personal», señala Enrique Araez, presidente de la asociación.