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Un Gran Hermano para el ruido de los pubs de Elche

Aperturas da por controlados casi al completo los locales de ocio con «chivatos» del ruido conectados en tiempo real con el Ayuntamiento

Un Gran Hermano para pubs

Al estilo del Gran Hermano de Orwell en 1984. Así trabaja ya la Concejalía de Aperturas prácticamente con el 100% de los locales de música de Elche. El ruido interior de los pubs de la ciudad está controlado en tiempo real casi en su totalidad. Aperturas ha conseguido que raramente queden ya establecimientos sin los limitadores conectados de forma remota y con línea directa al Ayuntamiento.

Es una obligación a la que ha tenido que adaptarse el sector de la hostelería y que pasa por instalar dispositivos en los aparatos de música que alerten a los técnicos municipales si se sobrepasan los decibelios permitidos. Una especie de «chivato» que salta si el volumen permitido se supera lo más mínimo y que queda registrado en los ordenadores de Aperturas. De manera que, en caso de que los locales se pasen de la raya, el Ayuntamiento acaba actuando en consecuencia, con un acta o con una sanción. De ahí que el sistema también permita controlar si hay manipulaciones y los servicios técnicos municipales son los encargados directos de pasar revista.

«Los hosteleros se han adaptado muy bien a esta medida y el sector ha respondido casi al completo. Es una fórmula que nos ha permitido tener controlado el ruido interno y que no se produzcan incidencias», asegura el concejal de Aperturas, Carlos Sánchez.

Pero no solo los pubs y las discotecas están obligados a contar con controladores remotos, sino también los salones de juego. Especial vigilancia tienen últimamente los negocios de este tipo en los que el ruido interno también tiene que ser medido. Y más aún cuando establecimientos de esta categoría están en auge en estos momentos. Tanto es así que en el último año el Ayuntamiento ha tramitado una decena de licencias de apertura, que se suman a varias que gestionó en años anteriores, y a otras de negocios que han solicitado la ampliación, tanto en la ciudad como en las pedanías.

Con este panorama, la colocación de «chivatos» del ruido es una de las exigencias que incluye la nueva Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica, que espera aprobar el tripartito en los próximos meses, tras haber superado el periodo de exposición pública.

Pese a ello, el sector de la hostelería ya obedece a esta normativa y todo establecimiento que abre lo hace ya con los limitadores remotos, con el consiguiente desembolso que supone, cifrado en unos 3.000 euros. Ahora, tras dar ya por controlado el ruido interno de los locales de ocio, el Ejecutivo local se sigue enfrentando a un obstáculo eterno, como es el de reducir el ruido de la calle.

En los últimos meses la sentencia de un juzgado de Elche apretó las tuercas al Ayuntamiento con la declaración de varias calles del centro como Zona Acústicamente Saturada (ZAS). El equipo de gobierno recurrió porque no era firme y, además, intensificó la vigilancia con la Policía Local para paliar las molestias a los vecinos. Algo que, según el edil de Aperturas, ha ayudado a que se reduzcan las quejas.

De momento, los controles para evitar el consumo de alcohol en la vía pública siguen su curso y las terrazas continúan estando en el punto de mira del Ayuntamiento para evitar que se produzcan más denuncias vecinales.

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