Blindado de demoliciones hace más de tres décadas y ahora a punto de quedar reducido a escombros. Lo que fue la sala de venta de agua de Nuevos Riegos El Progreso y una de las herencias arquitectónicas del siglo pasado que conserva el patrimonio ilicitano desaparecerá a partir del lunes para levantar un bloque de oficinas. La cuenta atrás ha comenzado para un inmueble de más de cien años de vida que fue la sede de una empresa que nació con la industrialización de la ciudad y que permitió extender el regadío en Elche.

Sin embargo, de nada ha servido el legado histórico que arrastra a sus espaldas la edificación situada en la plaza de la Constitución, en manos de particulares desde los años noventa. Ni tampoco cuenta que en 1982 estuviera incluido en el primer Catálogo de Edificios Protegibles realizado por el Ayuntamiento de Elche.

La realidad es que ahora mismo no existe ninguna medida para preservar el inmueble en el que se realizaban las tradicionales subastas de agua en el siglo pasado. Esto es a lo que se ha aferrado el tripartito para conceder la licencia de demolición a sus propietarios, después de que la petición pasara por la Comisión de Urbanismo y el equipo de gobierno no encontrara ningún impedimento legal para ceder a esta solicitud. Sin embargo, la decisión municipal no convence en algunos círculos, como entre los defensores del patrimonio ilicitano.

En primer lugar, porque en el último Plan Especial de Protección y Conjuntos del término municipal de Elche, de 1998, concede una protección estructural tanto al edificio de la calle Empedrat -que no va a ser derribado-, como al de la plaza de la Constitución, según un informe elaborado en conjunto por colectivos locales y particulares, presentado a la comisión de Patrimonio del Ayuntamiento y a la Generalitat. Con esta calificación se aconseja la conservación del inmueble para evitar su sustitución sin más. Sin embargo, lo que ha chocado a muchos expertos es que una ficha anexa a ese documento refleja que el Ayuntamiento ilicitano dejó fuera de la protección a la antigua sala de venta de agua por estar fuera de la alineación del resto de edificios.

Frente a ello, los autores del informe han reclamado incluso medidas cautelares y la paralización de la resolución y la autorización del derribo por parte del Ayuntamiento de Elche. De hecho, esta misma semana también han vuelto a elevar el asunto a la Generalitat al considerar que el equipo de gobierno ha hecho una lectura muy poco restrictiva del contradictorio plan de 1998.

El arquitecto y urbanista ilicitano Gaspar Jaén ya recogió en una de sus publicaciones sobre los edificios protegidos de Elche la trascendencia de este inmueble. El experto destaca la incidencia urbana del edificio y la calidad de una fachada clásica. Tanto es así que dentro de su inventario resalta que el inmueble es perfectamente unitario si se considera heredero del eclecticismo de final del siglo XIX y lo califica incluso como uno de los más interesantes de Elche. La relevancia que tuvo la antigua sala de venta de agua también está plasmada en el libro Nuevos Riegos El Progreso, S.A. publicado por Miguel Ors Montenegro y Diego Ors Castaño. El ejemplar recoge la importancia del legado que dejaron las subastas de agua realizadas a diario durante más de medio siglo.

La pérdida de una parte de la esencia de la sede de Nuevos Riegos El Progreso no es el único acontecimiento que afecta a la comunidad desde los últimos meses. Hace un año que venció la concesión de agua de riego que tenía a su favor la compañía Nuevos Riegos el Progreso, que viene dando servicio desde hace más de cien años a la comunidad de regantes que se abastece de los recursos hídricos procedentes de los nueve azarbes del sur del Camp d'Elx. Por ello, la sociedad está negociando con los regantes el traspaso de la gestión del agua.