Las obras musicales más queridas, son indudablemente las que el público conoce".

Durante la primera velada del año la Orquesta Sinfónica Ciudad de Elche (OSCE), bajo la batuta de su Director Titular, el maestro Mihnea Ignat presentó en el Gran Teatro un abanico musical con gran variedad de colores y sabores. Rompiendo un poco con la rutina de los tradicionales programas diseñados para estas fechas cuando reina exclusivamente la música Vienesa y de la familia Strauss, los aficionados de Elche han podido apreciar un equilibrado programa con preciosos ejemplos de música española.

El Sombrero de Tres Picos de M. de Falla ha sido elegido por el maestro M. Ignat para comenzar el Concierto del Año Nuevo. ¡Con razón! La obra se lo merece pues gracias a su popularidad ocupa un lugar importante entre los clásicos "hits" y representa con orgullo la música española en los escenarios más importantes del mundo. La Obertura de la Caballería ligera, una opereta casi olvidada, pertenece a las más populares piezas de F. von Suppé. El tema principal ha sido aprovechado a menudo como banda sonora para las películas de dibujos animados. El siguiente sabor musical a degustar fue la Obertura de la Opereta El Barón Gitano de J. Strauss, una de las más exitosas operetas de la historia de la música que se sigue representando en la actualidad con mucha frecuencia. El Intermedio de La Boda de Luis Alonso que fue interpretado con todos los condimentos y sabores, al igual que el siguiente plato, El Preludio de La Revoltosa de R. Chapí recordaron que nos encontramos en el país de la zarzuela. Tradicionalmente, el Concierto de Año Nuevo no podía haber pasado a la historia sin la interpretación de la obra más ejecutada en estas fechas, el famosísimo Vals El Danubio Azul compuesto por el hijo de J. Strauss. Una graciosa pieza del compositor americano L. Anderson contó con dos solistas, músicos de la orquesta que protagonizaron también una pequeña y deliciosa actuación dramática a la vez que producían los sonidos del Papel lija con sus improvisados instrumentos. El público, visiblemente emocionado, recompensó a los artistas con prolongados aplausos recibiendo como propina la Marcha Radetzky, en la que tuvo una participación destacada. La Coda del Danubio Azul, fue la despedida definitiva de este fantástico Concierto del Año Nuevo.

La Orquesta Sinfónica de la Ciudad Elche respondió al máximo de sus capacidades. Parte importante para un buen resultado es el trabajo de los solistas de la orquesta cuyos papeles abundan en las obras presentadas. Cabe destacar la calidad de la sonoridad del conjunto que sorprende con un balance ideal entre las cuerdas arropadas con sutiles metales y hermosura sonora de las maderas.

Es necesario destacar la maestría del director M. Ignat al elaborar sus propias ideas musicales haciendo posible al mismo tiempo el protagonismo individual de los músicos solistas. Observar cómo dirige maestro Ignat, permite al oyente interesado comprender lo que pide a sus músicos, porque su gesto es claro, elegante y siempre viene acompañado de un evento musical inmediato y perceptible. La orquesta respondió con eficacia a cada indicación dinámica, a cada articulación y cada acontecimiento rítmico. Realmente hemos sido testigos de unas interpretaciones realmente magistrales. ¡Felicidades!