Una discoteca, música a todo volumen, luces, jóvenes que bailan y disfrutan? Esta es la escenografía con la que empieza la representación que ayer llevaron a cabo la Concejalía de Movilidad y la asociación Trafpol en el Aula Magna de la Universidad Miguel Hernández, ante la presencia de 400 alumnos de distintos centros educativos de Elche. La historia continúa con el momento de poner fin a la noche de fiesta, en el que uno de los protagonistas se despide de su pandilla para regresar a casa. ¿Cómo lo hará? Evidentemente cogiendo su coche, pese a que lleva «seis o siete chorros» en el cuerpo.

A partir de ahí llega el previsible giro dramático y todo lo que era jolgorio y alegría se funde en negro, con el objetivo de provocar un impacto emocional entre unos estudiantes que en una hora pueden recibir una lección vital para el resto de sus vidas. Los actores dejan paso a profesionales de distintos ámbitos que están acostumbrados a lidiar con las emergencias de los accidentes de tráfico. De este modo, por el escenario fueron desfilando policías, bomberos, médicos o psicólogos. Ninguno de los que tomó la palabra escatimó la crudeza de las escenas que han tenido que ver a lo largo de su trayectoria profesional, con el objetivo de alertar a los jóvenes de lo peligroso que es mezclar la carretera con el alcohol y las drogas.

La fecha elegida para llevar a cabo esta representación tampoco fue casualidad, ya que ahora las Navidades depararán muchos días festivos, en los que los jóvenes ilicitanos tendrán la oportunidad de prolongar su ocio hasta altas horas de la madrugada. El objetivo que buscaba la cita era el de que, al menos, los alumnos de los IES Severo Ochoa, Cayetano Sempere, Carrús, Joanot Martorell, Misteri d'Elx y Montserrat Roig, lo hagan con un mayor grado de conciencia ante la que es la principal causa de mortalidad entre los menores de 30 años.

Dos de los primeros en subir al escenario fueron el policía Francisco Blasco y el bombero Juan Luis Ruiz. Ambos recordaron algunas de las escenas que han presenciado, como la de un joven que salió disparado de su bicicleta hasta 22 metros por culpa de un automóvil que se había saltado un semáforo. O la de otro veinteañero que murió atrapado en su vehículo en un accidente en las cercanías del aeropuerto tras una noche en la que había abusado del alcohol. La médica Paloma Granados también alertó de otros peligros, como son los del uso del móvil cuando se va al volante o aquellos que están derivados del exceso de velocidad.

Tras los relatos de los profesionales que se ocupan de este tipo de siniestros, una de las últimas intervenciones, y de las más estremecedoras, fue la de una víctima directa de estos accidentes. La ilicitana Eva Carbonell, en silla de ruedas desde los 17 años por culpa de una colisión, contó su testimonio de primera mano, explicando con todo tipo de detalles cómo cambió para siempre su vida y la de sus familiares.