A la propiedad del hotel de Arenales del Sol le queda ya poco tiempo para tirar abajo, si ese finalmente es su deseo real, buena parte del complejo. En concreto, tiene hasta el próximo mes de febrero para llevar a cabo las actuaciones necesarias para demoler la parte antigua del edificio. Esta licencia municipal tiene una caducidad de seis meses, a los que cabe sumar otros dos dada la ordenanza municipal que recoge la paralización durante los meses de julio y agosto de cualquier trabajo en la costa que genere molestias a los vecinos. Así, por tanto, este permiso municipal se extinguiría en apenas tres meses y, si pasado ese plazo la empresa quisiera llevar adelante la demolición, debería solicitar una nueva licencia al Ayuntamiento de Elche.
Hace un año, mientras se elaboraba el expediente del Ministerio y se estudiaba la situación legal de las obras, el Servicio Provincial de Costas trasladaba al Ayuntamiento y a la firma propietaria del hotel la autorización para que ésta pudiera demoler solo la parte antigua (hay también obra nueva, que es la que generó la paralización de las actuaciones) de este inmueble. La respuesta de Costas se generó a raíz de la petición de la dirección de obra del hotel que pedía retirar el emisario que evacuaba aguas del interior de la estructura y también derribar elementos del edificio por razones de seguridad de cara a los viandantes del paseo principal y de zonas aledañas.
En julio de este año, la propiedad del hotel presentó ante el Consistorio ilicitano el proyecto de demolición, pero éste vino con deficiencias, algo que fue advertido por Dirección General de Trabajo y Bienestar Laboral. Principalmente, la Administración autonómica requirió mejoras y más información sobre los trabajos para retirar el amianto del edificio. Tras subsanar la empresa lo que se solicitaba, a finales de agosto obtenía luz verde también de Trabajo para proceder al derribo de la zona antigua del hotel. A día de ayer, el inmueble continuaba igual: abandonado y sin visos de ver una solución a corto plazo.
