Atender las necesidades de las trabajadoras del sexo en la ciudad, sin prejuicios, sin juzgarlas y tratándolas de igual a igual para romper el estigma social que deben soportar en muchas ocasiones. Este es el objetivo del programa especial que Cruz Roja desarrolla en la ciudad desde hace más de diez años. Lo que empezó como una atención en materia de salud, para evitar Enfermedades de Transmisión Sexual, se ha convertido en un programa integral en el que los profesionales de la entidad desarrollan una estrecha relación basada en la confianza y que les abre la puerta a profundizar en los problemas que sufren estas mujeres día a día, ya no solo en la calle sino también en su entorno personal y familiar e, incluso, si así lo desean, se les ayuda a buscar una alternativa laboral para abandonar la prostitución.

Vaya por delante que, como señalan desde Cruz Roja, todas las trabajadoras del sexo ejercen la prostitución por necesidad, al no encontrar otra alternativa con la que subsistir. Se trata de una realidad visible y conocida por todos los ilicitanos, aunque con el paso del tiempo se han vuelto casi invisibles para la sociedad. Las zonas donde ejercen su labor son ampliamente conocidas, y se concentran, en el núcleo urbano, en dos zona muy diferenciadas: las inmediaciones del Hospital General y el camino de la Galia.

Una psicóloga, una trabajadora social y una técnica sanitaria las visitan cada día, de lunes a viernes, para darles algo de comer y beber -ahora que se acerca el frío, un café o una infusión se agradece en plena noche-. A partir de ahí, tanto el personal de Cruz Roja como las usuarias se olvidan de su rol como psicólogos y sanitarios, y se establece una relación de confianza que permite a los profesionales de la entidad detectar sus problemas para ofrecerles su ayuda en varios ámbitos. A nivel psicológico, la preocupación por ser descubiertas -muchas lo llevan en secreto-, el cuidado de los hijos o el rechazo social, centran las atenciones. A nivel sanitario, Cruz-Roja reparte material de higiene y preservativos para facilitar la labor de estas mujeres. El control de las ETS no es fácil, y por eso el programa continúa también durante el día con el acompañamiento de las mujeres a lugares como el Centro de Información y Prevención del Sida, que se encuentra en Alicante y que, pese a su nombre, se encarga del diagnóstico y tratamiento, confidencial y gratuitos, de varias ETS. Esto cobra especial importancia en el caso de las inmigrantes y extranjeras que no tienen acceso al sistema nacional de salud.

De hecho, el colectivo de inmigrantes forma una buena parte de las usuarias atendidas. Muchas se ven obligadas a ejercer la prostitución al carecer de recursos para salir adelante. Así, en el punto álgido de la crisis económica, hubo un notable aumento de estas mujeres, si bien se han reducido en los últimos años, pues muchas se han marchado a sus países.

Actualmente, desde Cruz Roja atienden, semanalmente, a cerca de 70 mujeres, cuando hace años superaban el centenar. Los profesionales de la entidad se encuentran con tres perfiles distintos a la hora de prestar su apoyo: las inmigrantes, las que ejercen la prostitución como medio para pagar su adicción a los estupefacientes, y las personas que ejercen como travestis.

En los casos donde la drogadicción se une a la prostitución, se da una atención especializada para tratar a nivel psicológico y sanitario las necesidades de las usuarias. «Entre nosotras se establece una relación de confianza, de igual a igual, en la que no se sienten juzgadas, pueden contarnos sus problemas libremente, y se sientes escuchadas, apoyadas y ayudadas en cuestiones que por vergüenza o reparo social, no se atreven a comentarlo a nadie más», asegura Laura Cutillas, trabajadora social de Cruz Roja.

Contra la trata

Contra la trataA lo largo de los más de diez años que lleva en marcha en proyecto son muchos los casos que se han encontrado los trabajadores de la entidad. Entre ellos, se colabora con la Policía para detectar posibles casos de trata de personas en los que las usuarias estén ejerciendo obligadas y explotadas por un tercero. Aunque aseguran que no es lo habitual, al menos en cuanto a la prostitución en la calle se refiere, los trabajadores de Cruz Roja sí han contribuido a detectar alguno de estos casos, y señalan que la colaboración de las autoridades «es total».

El principal problema al que se enfrenta la Policía es el vacío legal entorno a la prostitución, por lo que solo se puede intervenir si se tiene conocimiento de que se comete un delito, y la prostitución ni los hombres que contratan estos servicio, es ilegal.

Este es otro de los objetivos del proyecto: que no se criminalice la prostitución para evitar el sentimiento de culpa entre quienes la ejercen. Aunque muchas usuarias son conocidas por todo el equipo de Cruz Roja, se trata de una realidad cambiante, ya que muchas mujeres acaban abandonándola mientras que llegan otras nuevas. «Esa relación de confianza con ellas también nos sirve para abrirnos las puertas ante nuevos casos. Son ellas, las veteranas, por decirlo de alguna manera, las que nos presentan a las nuevas que van llegando, y así también conseguimos acceder a ellas», señalan desde Cruz Roja.

El equipo que se encarga de dar apoyo a las trabajadoras del sexo se ha mantenido contante en los últimos años, por lo que esa consolidación del personal es una de las claves de su éxito. Al no haber apenas cambios, se mantiene esa relación de confianza en el tiempo, y se refuerza el vínculo entre el equipo y las usuarias.

Por último, señalan desde Cruz Roja que el apoyo de las diferentes administraciones también ha sido clave a la hora de desarrollar el proyecto. Sobre todo en aquellos casos en los que las usuarias están indocumentadas o no pueden acceder al sistema sanitario, por no cumplir las condiciones que marca la ley.

Por tanto, se trata de una iniciativa que ya está muy consolidada en la ciudad y que se mantendrá en el tiempo para poder dar atención a un colectivo especialmente vulnerable y que no cuenta con otra vía de ayuda por parte de las administraciones. Un programa integral que se ha convertido en una vía de escape para muchas usuarias que encuentran un apoyo emocional del que en muchos casos carecen por otras vías.