Dentro de la tradición española de festejos y celebraciones populares, y también de la propia cultura ilicitana, los muñecos de gigantes y cabezudos siempre han tenido un papel importante. Por este motivo, el Museo de Pusol ha decidido habilitar un nuevo espacio dedicado a estas figuras, tradicionalmente de cartón y papel. Los seis muñecos que forman parte de la exposición inaugurada en la jornada de ayer tomaron partido, en concreto, de la tradicional celebración de la Venida de la Virgen entre las décadas de los 60 y los 90 del pasado siglo. Las fiestas de San Pascual también han contado con la presencia de los cabezudos.

Estas figuras fueron remplazadas por unas nuevas a finales de la década de los 90 y quedaron abandonadas en las instalaciones del antiguo matadero de Elche (L'Escorxador). El paso del tiempo provocó un gran deterioro en unos muñecos que perdieron gran parte de su pintura original. Los profesionales de Pusol se han encargado de llevar a cabo una minuciosa restauración para que los cabezudos hayan recuperado su brillo original y formen ahora una exposición pensada para toda la familia, y más ahora que la conmemoración de la Navidad se aproxima y, también, una nueva celebración de las fiestas de la Venida.

Los protagonistas de la exposición inaugurada ayer tienen su origen en la tradición del Corpus Christi y muchos de ellos contaban con rasgos de razas asiáticas y africana, como muestra de una veneración planetaria hacia la Eucaristía. Así lo explica el gestor cultural del Museo de Pusol, José Aniorte. «Los que forman la muestra que acabamos de inaugurar son todos blancos. Su presencia en procesiones religiosas fue dando paso a una presencia mayor en actos de carácter cívico o social», añade el experto.

Los autores de la exposición consideran que tendrá una buena aceptación entre los más pequeños, ya que están más familiarizados con los cabezudos que con los oficios tradicionales del Camp d'Elx, algo que les queda muy lejano en el tiempo. Junto a esta muestra se han colocado también los elementos de una castañera que trabajó durante muchos años en las inmediaciones del Ayuntamiento ilicitano, y que donó sus herramientas a Pusol en el momento de su jubilación. Entre ellas se encuentran la sartén agujereada con la que asaba las castañas y un armario con los colores franjiverdes, dada su afición por el Elche CF.

Regresando a la exposición de grandes cabezas de materiales ligeros, su presencia está documentada en la Venida de la Virgen desde principios del siglo XIX, aunque los expertos consideran que ya se utilizaban mucho antes. Su aspecto es cómico como consecuencia de su alejamiento de las celebraciones religiosas, en paralelo a su acercamiento a la cultura popular. Tras alcanzar un estado de conservación precario, han vuelto a recuperar su colorido original para ser vistos por los visitantes que se acerquen estos días a Pusol.