Llevaba diez años sin exponer en La Habana y ahora el artista afincado en Elche Elio Rodríguez regresa a su país con la exposición Black Gardens, que podrá visitarse en la capital cubana hasta febrero del próximo año. Esta muestra, que apela a la nostalgia y la libertad, forma parte de un proyecto mayor que está instalado en Factoría Habana, un antiguo almacén colonial. Las tres exposiciones que componen el proyecto mayor dialogan entre sí sobre las raíces, las tradiciones y los temas que atormentan a sus creadores, Carlos Martiel y Belkis Ayón, quienes acompañan en la aventura a Elio Rodríguez.

La exposición Black Gardens está formada por ocho esculturas de mediano formato, seis de pequeño formato, tres dibujos en gran formato y una escultura inflable. Esta última fue expuesta originalmente en Las Cigarreras de Alicante y después ha pasado por varias ferias norteamericanas. «Creo que estoy en un momento de madurez y alegría creativa, en el que tengo muchos proyectos en la cabeza y ganas de plantearme nuevos retos», confiesa el propio autor. Muchas de sus creaciones surgen desde el Camp d'Elx, en el que comparte taller con su mujer, la también escultora Susana Guerrero.

La vuelta de Elio Rodríguez a La Habana con una exposición individual, más allá de algunos pequeños proyectos colaborativos en los que ha participado durante la última década, ha despertado la nostalgia en el creador. Ahora ha tenido la oportunidad de llevar sus últimas creaciones a sus compatriotas, que pueden disfrutar en vivo de ellas, sin tener que quedarse únicamente con la opción de verlas en fotografías de revistas de arte o catálogos. Sus recuerdos de La Habana Vieja están presentes en toda la obra y expresan cómo es su forma de sentir la ciudad.

«Presentar mi exposición en el lugar en el que me he formado profesionalmente y en el que mostré mis primeras obras era toda una necesidad para mí», confiesa desde Cuba Elio Rodríguez. Este es el motivo que le ha llevado a dejar de lado durante los últimos meses otros proyectos «comerciales» y centrar sus esfuerzos en Black Gardens, con el que ha intentado conectar con sus compatriotas. El origen de estas esculturas ha sido muy diverso, ya que mientras la mayoría han sido creadas en Elche, otras han ido llegando desde Nueva York o, mismamente, La Habana.

Regresar a Cuba le ha llevado a que mucha gente le pregunte por el hecho de la mayor apertura que ahora se vive en la isla, también en el plano artístico. «Lo cierto es que en nuestro colectivo hemos gozado de ciertos privilegios tradicionalmente, entre ellos el de viajar o poder comercializar nuestra propia obra. Las nuevas medidas aduaneras o migratorias no nos cambian la vida. Lo único es que nos permiten mantener una mejor comunicación con nuestro país a los que vivimos en el extranjero», responde al respecto.

Una vez que ha conseguido uno de sus deseos, el de exponer de nuevo en La Habana, Elio Rodríguez tiene ahora la mente en otros proyectos que le ocuparán en diciembre, entre ellos, los de algunas exposiciones en Nueva York o Miami. Para el próximo año también tiene pensadas algunas ideas artísticas, que de momento no puede adelantar.